Día 1: Viaje al pasado minero de la Val d’AranDe la dureza de la minería no se toma consciencia hasta que no se visita una mina, ¡así que vamos allá! La ruta por los Minas Victòria de laVal d’Aran. Allí conocerás las condiciones de trabajo de los mineros durante la primera mitad del siglo XIX. Además de zinc, la Val d’Aran, también es una región productora de uno de los manjares más preciados del mundo: el caviar. El de la productora Nacarii es especialmente preciado porque los esturiones viven en aguas procedentes del deshielo y no hay fábricas en los aledaños o población que las contamine.Día 2: La Val d’Aran desde las nubesLa jornada de ayer fue una leve toma de contacto con la Val d’Aran. Hoy te proponemos una inmersión total. Para ello, visitar el Museo de Val d'Aran es la manera perfecta para tener una buena panorámica sobre la historia de esta singularísima región catalana. Tiene lengua propia, el aranés, que es lengua oficial de Cataluña, juntamente con el catalán y el castellano.En un lugar con unos inviernos tan fríos como los de la Val d’Aran, la lana es un buen aliado para combatirlo. En la Fábrica de la Lana de Viella descubrirás el proceso tradicional de elaboración de este tejido. Como la mañana ha arrancado cultural, también te puedes acercar a visitar la Iglésia de Sant Miquèu de Viella. Reúne diferentes estilos artísticos en un único edificio: del románico al gótico. Esta combinación se debe al hecho de que se construyó durante tres épocas diferentes.Para entender la historia de la Val d'Aran, es fundamental visualizar su particular localización geográfica y su orografía. La mejor manera de ver con perspectiva todo el valle rodeado de montañas es a vista de pájaro en un helicóptero. ¡Toma asiento, ponte los auriculares y a disfrutar! Si te queda algo de tiempo, no dejes de acercarte a la Tocinería Casanovas y comprar alguno de sus patés. Tus invitados acabarán llorando de la emoción con el de ciruela y melocotón.Día 3: Las aguas milenarias de TredòsEl tercer día de ruta comienza en la iglesia de Santa Maria de Cap d’Aran, en Tredòs. La construcción tiene unas características bien distintas del resto del patrimonio eclesiástico de la Val d’Aran. Es una rara avis en el patrimonio románico de la región. Dispone de una cripta en la parte inferior del altar y la torre del campanario está apartada del resto del cuerpo del edificio.Si vas a la Val d’Aran en invierno, tras la visita a la iglesia puedes optar por hacer una excursión en moto de nieve o una caminata con raquetas de nieve para adentrarte en el patrimonio natural de la zona. Dicen que las aguas sulfurosas del valle tienen propiedades curativas. ¿Te apetece probarlas? En el balneario de Tredòs usan aguas que emanan de un manantial que ya se utilizaba durante la época de los romanos.Día 4: A esquiar en helicópteroSi eres un aficionado a los deportes extremos, hazle un hueco en la maleta al equipo de esquí porque tienes que descubrir el heliski. Es una modalidad de deporte extremo que consiste en acceder en helicóptero a rincones de la montaña fuera del alcance del resto de esquiadores. Allí tus huellas serán las primeras que quedarán marcadas en la nieve.Después de este subidón de adrenalina, una buena manera de relajarse es saboreando los productos de la quesería más alta de los Pirineos de Cataluña (está a 1.419 metros), la Tarrau, en Bagergue. ¡Hacen un queso azul delicioso!En otoño los ciervos muestran su cara más romántica. Es cuando empieza su época de apareamiento, que comporta el inicio de uno de los espectáculos naturales más primigenio, su berrea. Para presenciarlo hay que acercarse a Baqueira Beret, donde vive una amplia población de ciervos.No deberías dejar escapar la ocasión para acabar la jornada divisando el cielo estrellado de los Pirineos de Catalunya con un telescopio al tiempo que haces una degustación de licores típicos de la zona.Día 5: Ruta por el parque Nacional de AigüestortesY al quinto día, se hizo el iglú. Hoy deja salir al esquimal que llevas dentro en un divertidísimo taller de construcción de iglús. Una vez lo tengas hecho, ¡incluso podrás pasar la noche en él!Cuando tengas listo el iglú, puedes decantarte por seguir conociendo una de las zonas más interesantes de los Pirineos de Cataluña, las Valls d’Àneu.En el Ecomuseo de Esterri se aprecian las transformaciones del territorio de Àneu que se han sucedido en las últimas décadas.Concluida la visita al Ecomuseo, estira las piernas por la naturaleza viva del Parc Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici. El agua es la protagonista en este parque que tiene más de 200 lagos. ¡Te querrás quedar para siempre este paraíso de paz! Para no perder la montaña de vista, el Spa Resort de Espot tiene un jacuzzi en el que te relajarás contemplando el horizonte recortado por la sierra pirenaica.Día 6: Las dos caras del Pallars SobiràEl Pallars Sobirà tiene dos caras. La más extrema la encontrarás descendiendo por los rápidos de la Noguera Pallaressa haciendo rafting, en canoa o en hidrospeed. ¡Lánzate a domar sus aguas bravas a toda velocidad!Del agua al cielo. La siguiente actividad es sobrevolar la comarca en Parque Natural del Alt Pirineu o haciendo alguno de los recorridos de Perseguits i salvats. Estos itinerarios reproducen los principales caminos de evasión de los refugiados judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Una manera más pausada de disfrutar del río es saliendo a pescar con mosca acompañados por Marc Vande. Es un experto conocedor del territorio que pondrá a tu disposición moscas que fabrica él mismo. Este recorrido más distendido por el Pallars puede finalizar visitando Casa Mateu, otra de las excelentes queserías de la zona.Día 7: En Llessui, conviértete en pastor¿Sabes qué significa croca, ubla o amorriar? Es la jerga que los pastores pirenaicos utilizan con sus rebaños. Hoy te sugerimos una visita al Museo del Pastor, para que entiendas todos los secretos de esta profesión tan fuertemente vinculada con los Pirineos de Cataluña. Tendrás que poner en práctica lo que has aprendido y ejercer de pastor. ¡Coge la bota de vino, el gancho y el paraguas que el rebaño te espera! Como punto final al séptimo día de ruta, no puede faltar una degustación de vinos y quesos de la tierra.Día 8: Ratafía handmadeEn los Pirineos de Cataluña se resisten a que las minas caigan en el olvido. Para lograrlo han adaptado algunas para que puedan ser visitadas. Una de ellas es la Mina Eureka, situada en La Torre de Capdella. Fue la primera mina de todo el estado español de la que se consiguió extraer uranio para producir energía nuclear. Y dejamos el uranio para bajar a placeres más terrenales: pon a prueba tus aptitudes como productor de ratafía en la Pobla de Segur. Àngel y Carlos, propietarios de Licors Portet, te explicarán algunos de sus trucos para elaborar la auténtica ratafía catalana.Día 9: La Vall de Boí: edén del barranquismoLos innumerables ríos y su orografía escarpada convierten la Vall de Boí en un paraíso del barranquismo. El noveno día de ruta es un buen momento para disfrutar de este deporte. Saltos, toboganes de agua, escalada y contacto directo con el río. El barranquismo es una actividad divertida y lúdica. Es como vivir las emociones de un parque acuático, pero sin artificios. Para compensar tanta actividad física, que mejor solución que visitar Xolís d’Adons. Elaboran un salchichón a base de cerdos criados en la zona, ¡que te hará desaparecer las agujetas!Día 10: Descubre el arte del pirineoEl románico es la expresión artística y espiritual más importante de la Edad Media. En Catalunya, este estilo se caracteriza por la delicadeza, la sobriedad y la integración en el paisaje. Aquí perduran más de dos mil construcciones entre iglesias, monasterios y edificios civiles, y una colección de pintura única en el mundo. En los Pirineos de Cataluña se condensa una parte destacada de este legado. Una buena manera para adentrarse en él es acudir al Centro del Románico de la Vall de Boí. Allí organizan visitas guiadas para que no pierdas detalle de uno de los conjuntos de iglesias románicas más importantes del mundo, catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO el año 2000. Conociendo el románico, podrás entender como era la sociedad catalana siglos atrás.