El windsurf es un deporte acuático que se practica sobre una tabla impulsada por una vela en playas abiertas con mucho viento. Para practicarlo hay que aprender a dominar tanto las olas como el viento, ya que hay que aprovechar toda su fuerza para deslizase sobre el agua con una tabla y una vela. Después, la habilidad de cada uno permitirá dar saltos a velocidades impresionantes.
La otra pieza clave de esta embarcación es el pie de palo macho, que permite la rotación libre alrededor de un único punto de unión con la tabla. Puesto que la seguridad es básica, se aconseja llevar una señalización visible en la vela de la tabla. También un salvavidas con radiobaliza. Se recomienda no practicarlo nunca en solitario.
Un buen lugar para practicarlo es el delta del Ebro. Hay una gran variedad de vientos con diversas intensidades. Las playas del Fangar, la Marquesa y Riumar son buenas opciones. En esta última, en el municipio de Deltebre, es en donde el viento adquiere más fuerza.
La Professional Boardsailors Association (PBA) celebra allí un acontecimiento del circuito español en el mes de marzo. Además, es un sitio ideal para la práctica del windsurf-fundboard, el windsurf radical, la modalidad más divertida para los expertos, que se desplazan a grandes velocidades y dan saltos, giros, cabriolas mientras navegan y juegan con las olas.
La Escola Nàutica de Pals (en el municipio de Pals, Girona) es un buen lugar para aprender. Allí se imparten clases particulares de iniciación de cuatro horas con material (o también sin material, en caso de que lo aporte uno mismo) y monitor. También imparten cursillos para grupos.
Otra opción es la Escola Nàutica Garbí (en Castelldefels, Barcelona). Abre todo el año, los siete días de la semana, y cuenta con monitores que enseñan, en un curso de iniciación de ocho horas, lo más esencial para poder practicar este deporte olímpico.