El yacimiento arqueológico del Coll del Moro, a 6 kilómetros de la capital, conserva tres necrópolis de diferentes épocas y un yacimiento ibérico. La primera documentación escrita de la capital de la comarca, así como de otros municipios del territorio, se remonta a 1153, cuando fue cedida por Ramon Berenguer IV a los templarios como parte integrada del gran término de Miravet, y donde destaca el castillo de Pinell de Brai, que tiene un papel importante por su posición estratégica.
El legado medieval de la Terra Alta es visible en varios municipios del territorio, como Horta de Sant Joan o el núcleo histórico de Arnes, declarado de interés artístico e histórico por su impresionante núcleo medieval fortificado. Su historia se inicia en el siglo XII, durante el reinado de Alfons el Casto, que conquistó las tierras rodeadas por los ríos Algars y Matarranya. La mayoría de los municipios de la comarca dependieron inicialmente de la orden del Templo y, después de su disolución, pasaron a manos de la orden del Hospital.
La Terra Alta ha sido sacudida por conflictos bélicos a lo largo de su historia. También sufrió las tribulaciones de la Guerra de los Segadors y, durante la Guerra de Sucesión, las tropas francocastellanas ocuparon parte del territorio. Si se habla de las consecuencias de conflictos bélicos en la Terra Alta, se tiene que hablar de la Guerra Civil, todavía presente en la memoria de muchos habitantes de la zona. La comarca fue escenario de la cruenta batalla del Ebro en 1938, que finalizó con la derrota del ejército republicano del Ebro, la condena de la República por parte de las principales potencias europeas y la retirada de las Brigadas Internacionales del territorio. La comarca quiere mantener la memoria viva a través de los centros de interpretación de la batalla del Ebro, del Museo de Gandesa y rutas por los escenarios más relevantes del conflicto, en un proyecto de recuperación histórica puesto en marcha en 2001.
En cuanto a tradiciones, la comarca celebra varias fiestas a lo largo del año, unas de tipo cultural, como el fin de semana ibérico en Gandesa, o bien de tipo gastronómico, como la Festa de l'Aiguardent de Prat del Comte. Una tradición que destaca en el territorio es Sant Antoni, donde se bendicen a los animales, y que se puede complementar con la Fira de l'Oli, como es el caso del municipio de Bot, donde se organizan catas, concursos y comidas populares con el aceite como protagonista. Muchos municipios celebran su propia feria del aceite, producto estrella de la comarca.