Imprescindibles
- Recorrer los precipicios.Sugerencias
La peculiar orografía de Tavertet, con grandes despeñaderos y grutas, han convertido la población en un hábitat idóneo desde tiempos prehistóricos. Lo demuestran los hallazgos de restos arqueológicos, como tumbas antropomorfas y cerámica neolítica, en el Avenc y la Masía Castell. Cerca del santuario de Sant Corneli se encontró un dolmen y hay restos de un poblamiento antiguo.
El lugar consta desde el 1070 vinculado al castillo de Rupit, de los vizcondes de Osona-Cardona. Con los caballeros Tavertet el pueblo adquirió autonomía en el siglo XIII. Después, durante los siglos XIV y XV, pasó a los Malla, hasta que en 1518 lo compró el barón de Savassona, baronía a la cual quedó unido.
Todo el pueblo de Tavertet fue declarado Bien de Interés Cultural. Los motivos los podemos encontrar en la vegetación y paisaje peculiares y sus tres callejuelas de casas tradicionales, de muros de piedra y lindes trabajados.
Del patrimonio arquitectónico destaca la iglesia de Sant Cristófol, ya documentada el 1070. Inicialmente tenía una sola nave románica, con dos arcos torales de refuerzo y un ábside decorado con arcadas ciegas y lesenas.
Entre los siglos XII y XIII se añadió una torre campanario, unida por un puente a la rectoría, y posteriormente una segunda nave cubierta con vueltas de ojiva. Conserva una antigua imagen gótica de alabastro de Santa Maria, de principios del siglo XV.
La iglesia de Sant Miquel de Sorerols es uno de los mejores ejemplos románicos de Osona: tiene una nave acabada en ábside, ornado con cenefas y arcuaciones ciegas. Tiene dos ventanas románicas, un pequeño campanario de espadaña y un ojo de buey.
También hay un pequeño museo donde se guardan restos arqueológicos y piezas antiguas de valor etnológico.
Entre las múltiples masías que rodean Tavertet destaca el casal del Avenc. La casa está hecha de piedra y tiene grandes dimensiones. Originaria del siglo XIII, tiene una parte nueva del 1559. Constituye una de las mejores muestras de gótico rural catalán, por las puertas adoveladas, las ventanas góticas con lindes trabajados llenos de filigranas y arquitos, y los montantes de ventanas esculpidos. También tiene techos de madera, escudos episcopales y unas brechas llamadas espitlleres en el desván y en los laterales.
Otras masías interesantes son la Perereda, con una torre de defensa cuadrada y puerta adovelada y porche con galerías en el primer piso, del siglo XVI; las Baumes, un casal de piedra con una puerta adovelada y una gran balconada cubierta, y la masía de Sobiranes, de la primera mitad del siglo XVIII, con una ventana gótica conopial.
Los restos arqueológicos que se pueden ver son distintos dólmenes como el de Sant Corneli, detrás de la ermita con el mismo nombre, o el de Ranjols, cerca los prados de encima Ranjols.
Tavertet tiene dos miradores. El de Can Xicou, en pleno núcleo urbano, dispone de una mesa de orientación que permite ver el paisaje de les Guilleries, el Montseny y los riscos que rodean el pueblo. La Miradora, situado en la sima homónima, permite contemplar el valle del Sot de Balá, el salto de agua del Molí Bernat (la cascada más famosa de Tavertet) y, detrás de este, la Balma de les Corts (gruta).
Los numerosos precipicios de Tavertet pueden ser observados de tres maneras distintas. Una, caminando por la ladera superior y viéndolos desde arriba. La segunda, bajando por los caminos que hay entre las rocas que forman cada despeñadero. Y la tercera, atravesando perpendicularmente de un lado a otro los riscos resiguiendo las paredes, a través de unos caminos especialmente trazados llamados lejas.
Destacan especialmente los riscos de Collsavenc, con unas paredes de 300 metros de vertical que permiten los tres tipos de excursiones; el Moltorer, de rocas rojas con formas caprichosas, y los de las Baumes, los más altos del término, que solo se pueden recorrer por la ladera superior.
Una de las rutas más bellas es la que lleva del pueblo a l’Avenc, una casa gótica del siglo XI. El trayecto permite desde el principio caminar muy cerca de los precipicios, en dirección hacia Rupit.
Otro itinerario a pie da la vuelta al precipicio del Castillo, recorre el bosque del Sot del Balá (con grutas, cuevas y cascadas), muestra el pantano de Sau y la iglesia de Sant Romá, y vuelve a Tavertet por el camino de las Gotas.
Otra ruta, de unos seis kilómetros, llega hasta la masía llamada casa del Castell pasando por la sima de las Gotas y el canal del Castillo. Finalmente, otra opción es ir hasta los saltos de agua de la Cola de Caballo, pasando por el camino del Raig y cruzando el bosque que rodea la zona.
Con bicicleta de montaña se pueden hacer distintos itinerarios, como el que pasa por las masías de l’Avenc o la casa de Rajols, o el que lleva a la masía de casa de Monteis pasando por el Segaler y la llanura de los Robles.
En cualquiera de los restaurantes del pueblo se pueden saborear platos típicos de Osona, como la sopa tostada con albóndigas, el cabrito o el cordero asado o a la brasa, y el redondo con setas.
Tavertet
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