Al magnetismo estético y arquitectónico, los Pueblos con Encanto de Cataluña suman una buena infraestructura turística para acoger a visitantes curiosos como tú.
Prades, conocida como el pueblo rojo por el color de la piedra de muchas de sus casas, tiene un núcleo antiguo que forma un conjunto histórico de gran interés.
El entorno de las montañas de Prades le confiere un innegable interés para los amantes del turismo y las actividades de montaña en general, tanto en lo que se refiere a los excursionistas como a los cazadores o los buscadores de setas.
Por otro lado, una parte de su extensión geográfica (la ladera de poniente) abraza la cuenca del río Montsant, alrededor del cual se articula la homónima denominación de origen vinícola, una referencia relativamente joven y muy preciada por la personalidad de sus vinos, cercanos en textura y sabor a los famosos Priorat.
Pals es una de las villas más pintorescas de la Costa Brava, gracias a un núcleo antiguo de origen gótico que ha recuperado todo el esplendor después de una cuidada y completa restauración.
El pueblo se encuentra situado en la cima del monte Aspre, y el término municipal llega hasta la costa, con una larguísima playa, ideal para la práctica de deportes acuáticos. Son característicos del entorno de Pals los campos de arroz, herederos del entorno pantanoso que había antiguamente y que dan un encanto añadido.
El Pedró, núcleo histórico de origen gótico, con unos rincones y una esencia medievales, es la parte más atractiva del municipio, que ofrece otros lugares de interés como los paisajes de los antiguos campos de arroz y las dunas.
Pals es una de las villas más pintorescas de la Costa Brava, gracias a un núcleo antiguo de origen gótico que ha recuperado todo el esplendor después de una cuidada y completa restauración.
El pueblo se encuentra situado en la cima del monte Aspre, y el término municipal llega hasta la costa, con una larguísima playa, ideal para la práctica de deportes acuáticos. Son característicos del entorno de Pals los campos de arroz, herederos del entorno pantanoso que había antiguamente y que dan un encanto añadido.
El Pedró, núcleo histórico de origen gótico, con unos rincones y una esencia medievales, es la parte más atractiva del municipio, que ofrece otros lugares de interés como los paisajes de los antiguos campos de arroz y las dunas.
Prades, conocida como el pueblo rojo por el color de la piedra de muchas de sus casas, tiene un núcleo antiguo que forma un conjunto histórico de gran interés.
El entorno de las montañas de Prades le confiere un innegable interés para los amantes del turismo y las actividades de montaña en general, tanto en lo que se refiere a los excursionistas como a los cazadores o los buscadores de setas.
Por otro lado, una parte de su extensión geográfica (la ladera de poniente) abraza la cuenca del río Montsant, alrededor del cual se articula la homónima denominación de origen vinícola, una referencia relativamente joven y muy preciada por la personalidad de sus vinos, cercanos en textura y sabor a los famosos Priorat.
Santa Pau ocupa el territorio más rico y variado de la comarca en fenómenos volcánicos y un tercio de la extensión total del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa. En su término están los cráteres antiguos más importantes de la zona, como el monte de Martinyà, el Croscat y el Santa Margarida.
También pertenece a este municipio la fageda d'en Jordà, un paraje cargado de extensos bosques de hayas que se extienden a los pies del volcán del monte Jordà. Vale la pena contemplar los miles de colores y matices del hayedo en cualquier época del año.
Justo en medio de la zona volcánica aparece el pueblo de Santa Pau, que conserva un recinto medieval presidido por un castillo, considerado Conjunto Histórico-Artístico.