El mar, la playa y la brisa marinera conforman la esencia de estos barrios y villas. La costa catalana está llena de núcleos habitados, pero no todos ellos pueden considerarse barrios y villas marineras de Cataluña. ¿Qué caracteriza a las elegidas? Pues que son poblaciones litorales que conservan viva la cultura y la actividad ligada al mar y que, además, han sabido encontrar las propuestas más atractivas para transmitir su carácter marinero a los visitantes.
ADN marinero
La herencia marinera sigue viva en estas villas de menos de 20.000 habitantes o en barrios de pescadores concretos de poblaciones más habitadas. A través de elementos arquitectónicos como faros, puertos o torres de defensa; propuestas culturales como ecomuseos, visitas a embarcaciones o en cofradías de pescadores; y patrimonio inmaterial ligado a la vida en la mar como fiestas y leyendas; las villas marineras invitan al visitante a imaginar cómo era (y cómo es todavía) una vida vinculada al mar.
Del mar a la mesa
Ser municipios habitados por gente de mar y donde la pesca ha ocupado un espacio central en su actividad económica también ha conformado una gastronomía propia de estos barrios y villas. ¿El producto estrella? Como bien podéis imaginar, el pescado y marisco de proximidad que en muchas ocasiones se mezcla con elementos de la huerta y cereales en deliciosas recetas tradicionales que se promueven a través de propuestas como jornadas gastronómicas, concursos o degustaciones. ¿Ya has reservado mesa?
Disfruta de las vistas
Pero sin lugar a dudas, el denominador común de todos estos barrios y villas es un bellísimo paisaje del que disfrutar durante todo el año. Los caminos de ronda o jardines botánicos que caen sobre el mar son algunas de las propuestas que ofrecen a lo largo del año, pero cuando llega el calor, nada mejor que contemplar la costa desde el agua disfrutando de alguna de las múltiples propuestas que se ofrecen.
El mar, la playa y la brisa marinera conforman la esencia de estos barrios y villas. ¿Te animas a descubrir los Barrios y Villas Marineras más especiales de Cataluña?
El municipio de Begur se eleva 200 metros por encima del nivel del mar, sobre el macizo del mismo nombre, situado entre las Gavarres y la costa. Aquí, en el litoral, se encuentran algunas de las calas y playas más admiradas de la Costa Brava. Se conservan todavía barracas de pescadores, que recuerdan la importancia que la pesca tuvo en núcleos como Sa Riera o Sa Tuna y que les dan un ambiente encantador.
La villa se extienden alrededor del imponente castillo medieval, datado del siglo XI y rodeado de calles estrechas y sinuosas que se encaraman hasta las ruinas de la fortaleza, a través de una orografía accidentada y caprichosa. Las torres de defensa de la villa son sus elementos históricos de referencia.
En Sant Pol de Mar descubrimos un antiguo pueblo de pescadores, de casas blancas y calles estrechas y tranquilas, de calas rocosas y playas de arena granulada bañadas por aguas cristalinas. Al recorrer las calles escalonadas de su casco antiguo podremos disfrutar del rico patrimonio arquitectónico de construcciones modernistas, como las antiguas escuelas, donde se aprecia la gran belleza del trabajo artesanal del hierro forjado. Un paseo junto al mar, bordeando la costa hasta La Punta, o una ruta hasta Calella a través del camino de ronda invitan al visitante a descubrir la belleza de un entorno excepcional.
Conocida como La Habana chica en el siglo xix, Vilanova i la Geltrú es hoy una de las principales capitales de la cultura popular y tradicional de Cataluña. Els Tres Tombs o su carnaval, declarado fiesta patrimonial de interés nacional, son algunas de las fiestas que han convertido a la capital de El Garraf en un referente. Su espléndido paseo marítimo, donde conviven con armonía construcciones de estilo colonial con las casas de pescadores, su Rambla, eje social y comercial de la ciudad, y su amplia oferta gastronómica de cocina marinera y xató, hacen de Vilanova un lugar para ir y para visitarlo de nuevo.
Palamós, villa marinera por excelencia, es uno de los destinos turísticos más preciados de la Costa Brava.
Al atractivo reconocido de las playas, hay que añadir las posibilidades de ocio y deportes que el municipio proporciona, una amplísima oferta de ocio nocturno, una gastronomía autóctona reconocida que tiene la famosa gamba de Palamós como ingrediente central y una firme voluntad de mantener el patrimonio histórico, reunido en buena medida en el Museu de la Pesca.
Tampoco hay que olvidar el regusto medieval que respira su núcleo antiguo y las posibilidades de contacto con la naturaleza que proporciona la proximidad con el macizo de las Gavarres.
Las playas que rodean la villa por el norte y por el sur son excelentes, algunas por la calidad de los servicios que ofrecen y otras por su entorno casi virginal. El patrimonio del municipio incluye huellas romanas, recuerdos modernistas y aires de la bohemia artística de las vanguardias.
La diva de Hollywood Ava Gardner pisó la arena granulosa de la playa Gran en 1950 para rodar el film Pandora y el holandés errante. Para los mitómanos del cine puede ser motivo suficiente para descubrir la villa.
Con la presencia constante del mar como punto de referencia, Alcanar ofrece al visitante una amplia gama de atractivos: playas para todos los gustos, yacimientos arqueológicos (como el de la Moleta del Remei) y multitud de rincones donde disfrutar del espíritu mediterráneo y de construcciones tradicionales, como la antigua cisterna o la noria. Además, el visitante podrá saborear una gastronomía marinera que tiene como protagonista el suquet de pescado.
El municipio de Begur se eleva 200 metros por encima del nivel del mar, sobre el macizo del mismo nombre, situado entre las Gavarres y la costa. Aquí, en el litoral, se encuentran algunas de las calas y playas más admiradas de la Costa Brava. Se conservan todavía barracas de pescadores, que recuerdan la importancia que la pesca tuvo en núcleos como Sa Riera o Sa Tuna y que les dan un ambiente encantador.
La villa se extienden alrededor del imponente castillo medieval, datado del siglo XI y rodeado de calles estrechas y sinuosas que se encaraman hasta las ruinas de la fortaleza, a través de una orografía accidentada y caprichosa. Las torres de defensa de la villa son sus elementos históricos de referencia.
Son auténticos reclamos del municipio las playas (tanto las concurridas como las tranquilas), los deportes náuticos, la oferta gastronómica (que es la decana de la Costa Daurada) y la vitalidad festiva y tradicional.
Entre las visitas obligadas destacan especialmente el Parque Samà, una joya botánica, y los diversos equipamientos que forman el Museo de Historia de Cambrils.
Este municipio ha sido galardonado con el sello de especialización DTF (Destino de Turismo Familiar), otorgado por la Agencia Catalana de Turismo. Durante las vacaciones, las familias con niños disfrutaran de una oferta de alojamiento y restauración adaptada y de numerosas propuestas de entretenimiento y ocio.
La costa de L'Ametlla de Mar, que tiene dieciséis kilómetros de longitud, es un paisaje encantador y virgen. Este rincón del Baix Ebre no era más que un lugar estratégico para torres de defensa contra los piratas, hasta que en el siglo XIX se convirtió en la residencia de algunas familias de pescadores valencianos. Rápidamente fue un importante centro de intercambios comerciales con Cambrils, Tarragona y Reus.
Desde que se crearon las primeras cooperativas agrarias y de pescadores (el puerto fue construido en el año 1920), el crecimiento ha sido notorio y la villa conserva, a pesar del incipiente comercio y la modernización inevitable, el aspecto de pueblo pescador de su nacimiento. Hoy en día la pesca y el turismo son las dos principales fuentes de ingresos del municipio.
L’Escala está situada al sur del golfo de Roses, en el límite comarcal con el Baix Empordà, a sólo dos kilómetros de las famosas ruinas de Empúries. Como otros pueblos costaneros, su actividad principal ha sido, desde tiempos antiguos, la pesca: la anchoa autóctona es uno de los productos más preciados de la gastronomía marinera catalana.
El municipio conserva aún todo el encanto del núcleo antiguo, perfilado por un singular paseo marítimo y playas de tanta personalidad como la de Montgó, donde está la famosa torre de defensa del mismo nombre.
Caterina Albert i Paradís (1869-1966), la autora de Solitud y más conocida con el pseudónimo masculino de Víctor Català, es la hija más ilustre de la villa.
Les Cases d'Alcanar, también conocido como Les Cases, es una población que pertenece al municipio de Alcanar, aunque sus habitantes se sienten muy arraigados a sus propias tradiciones. Los orígenes de Les Cases d'Alcanar se remontan al pequeño núcleo de pescadores construido alrededor de una antigua torre de vigilancia contra las incursiones piratas en la costa del Ebro. Derribada por los británicos en la invasión napoleónica, en el mismo lugar se levantó la iglesia de San Pedro Pescador, corazón del barrio marinero.
Hoy, Les Cases d'Alcanar disfruta de un tranquilo espíritu marinero y destaca por sus playas vírgenes, poco masificadas, que, junto con el clima plácido todo el año y la deliciosa gastronomía tradicional marinera basada en pescado y mariscos frescos con arroz D. O. Delta de l'Ebre, son atractivos que no dejarán indiferente a ningún viajero.
Palamós, villa marinera por excelencia, es uno de los destinos turísticos más preciados de la Costa Brava.
Al atractivo reconocido de las playas, hay que añadir las posibilidades de ocio y deportes que el municipio proporciona, una amplísima oferta de ocio nocturno, una gastronomía autóctona reconocida que tiene la famosa gamba de Palamós como ingrediente central y una firme voluntad de mantener el patrimonio histórico, reunido en buena medida en el Museu de la Pesca.
Tampoco hay que olvidar el regusto medieval que respira su núcleo antiguo y las posibilidades de contacto con la naturaleza que proporciona la proximidad con el macizo de las Gavarres.
Un perfil costanero con playas de gran categoría, un buen número de rutas que permiten descubrir la variedad paisajística y natural de la zona, construcciones emblemáticas (como la Glorieta neoclásica, que ofrece además unas magníficas vistas) y una cocina de mar que otorga el merecido protagonismo al langostino y a la galera, son algunos de los alicientes de Sant Carles de la Ràpita.
En Sant Pol de Mar descubrimos un antiguo pueblo de pescadores, de casas blancas y calles estrechas y tranquilas, de calas rocosas y playas de arena granulada bañadas por aguas cristalinas. Al recorrer las calles escalonadas de su casco antiguo podremos disfrutar del rico patrimonio arquitectónico de construcciones modernistas, como las antiguas escuelas, donde se aprecia la gran belleza del trabajo artesanal del hierro forjado. Un paseo junto al mar, bordeando la costa hasta La Punta, o una ruta hasta Calella a través del camino de ronda invitan al visitante a descubrir la belleza de un entorno excepcional.
Los principales atractivos arquitectónicos de la ciudad, declarados Patrimonio de la Humanidad, son romanos: las murallas, el anfiteatro, el teatro, el circo, la torre del Pretorio, la necrópolis paleocristiana y los foros local y provincial, todos en el centro histórico. Además, a las afueras, se pueden ver la pedrera del Mèdol, el acueducto del puente del Diablo y el mausoleo de los Escipiones.
Por otra parte, no hay que desaprovechar la oportunidad de visitar la catedral de Santa María y las casas Canals y Castellarnau.
Entre los diecinueve kilómetros de costa del término municipal, destacan playas como la Llarga, la Rabassada o la Arboçar, así como los espacios naturales de la desembocadura del Gaià y de Tamarit-Punta de la Mora, emplazamiento del castillo de Tamarit y la torre de la Mora.
Las playas que rodean la villa por el norte y por el sur son excelentes, algunas por la calidad de los servicios que ofrecen y otras por su entorno casi virginal. El patrimonio del municipio incluye huellas romanas, recuerdos modernistas y aires de la bohemia artística de las vanguardias.
La diva de Hollywood Ava Gardner pisó la arena granulosa de la playa Gran en 1950 para rodar el film Pandora y el holandés errante. Para los mitómanos del cine puede ser motivo suficiente para descubrir la villa.
Conocida como La Habana chica en el siglo xix, Vilanova i la Geltrú es hoy una de las principales capitales de la cultura popular y tradicional de Cataluña. Els Tres Tombs o su carnaval, declarado fiesta patrimonial de interés nacional, son algunas de las fiestas que han convertido a la capital de El Garraf en un referente. Su espléndido paseo marítimo, donde conviven con armonía construcciones de estilo colonial con las casas de pescadores, su Rambla, eje social y comercial de la ciudad, y su amplia oferta gastronómica de cocina marinera y xató, hacen de Vilanova un lugar para ir y para visitarlo de nuevo.