Lo mejor de la comarca son sus paisajes contrapuestos y sus monumentos medievales perfectamente conservados.
Montsonís fue un paso importante del Camino de Santiago durante la Edad Media y los peregrinos podían alojarse en el castillo de la población. Aquel viejo castillo, que formaba parte del recinto amurallado del pueblo, fue atacado y derruido parcialmente a lo largo de los siglos. Actualmente está abierto al público y se pueden visitar muchas de sus dependencias.
El emblemático Castell Formós, en Balaguer, se erigió para reemplazar a la antigua suda musulmana de finales del siglo IX, y pasó a ser el palacio de los condes de Urgell a partir del siglo XII. Su situación es estratégica, pues desde él se controla toda la zona de la llanura del Urgell.
Los restos del monasterio de Santa Maria de Gualter, en la Baronia de Rialb, cobijan una intensa historia bajo sus piedras. El conde Guifré el Pilós conquistó este terrritorio y lo cedió al monasterio de Ripoll para fundar un priorato. Así se hizo y el monasterio contó con el apoyo de los condes de Urgell, que ayudaron a incrementar el patrimonio artístico del centro. En 1593 el Papa Clemente VIII le quitó el rango de monasterio y lo degradó a iglesia parroquial, lo que produjo un abandono y un deterioro paulatino. Para acabar de empeorar las cosas, en los últimos días de la Guerra Civil española, explotó un polvorín causando grandes desperfectos. Aun así, en la visita se aprecia la belleza de la iglesia y del claustro, ambos de estilo románico.
Mejor conservado está el monasterio de Santa Maria de Bellpuig de les Avellanes, en Os de Balaguer. Su origen se remonta a 1166, cuando las comunidades de ermitaños de la zona se unieron bajo la Orden Premonstratense. Con el apoyo de Ermengol VII y Dolça de Urgell llegó a ser el monasterio más importante de esta orden religiosa en Catalunya. Se cerró en 1835, tras la desamortización, pero en 1910 volvió a ser ocupado, esta vez por los Hermanos Maristas.
Hay que destacar la iglesia gótica, que contiene los restos de los condes de Urgell, y el claustro románico, que es la parte más antigua del monasterio. Tras el edificio monástico se construyó una representación de la cueva en la que vivió el fundador del monasterio, Joan d'Organyà. Actualmente el antiguo seminario es una hospedería y el complejo cuenta, además, con un centro deportivo y una casa de colonias escolares.
En Àger se puede visitar la Col·legiata de Sant Pere, templo construido a principios del siglo XI sobre las ruinas de un viejo castillo romano que había estado en uso hasta la época musulmana. De esta época data la iglesia románica de tres naves y la cripta prerrománica. El claustro es de estilo gótico y se construyó en los siglos XIV y XV, aunque no se acabó hasta bien entrado el siglo XVI.
En Foradada, y cobijado bajo una espectacular cueva en la montaña, se encuentra el monasterio de la Mare de Déu de Salgar, que fue un convento hasta la desamortización de Mendizábal.
Cuenta la leyenda que unos pastores encontraron, en una de las cuevas, una imagen de la Virgen. Parece ser que cada vez que la bajaban, la imagen volvía a subir por cuenta propia a la cueva, así que decidieron dejarla allí. Hay unas escaleras que van desde la cueva principal al recinto donde se encuentra la imagen.