Manresa

Guía de municipios

La basílica gótica de Manresa, sus calles medievales o los palacetes modernistas que el visitante encuentra a su paso son la prueba histórica del espíritu emprendedor que esta ciudad ha tenido desde sus orígenes. Como el auténtico latido del corazón de un país activo, Manresa ofrece la imagen de una ciudad atractiva y moderna, que no desfallece nunca, que no renuncia a sus raíces y que sorprende con un alma inspiradora que cautiva la curiosa mirada de quien ha descubierto un nuevo tesoro.



Imprescindibles

- Visitar el Parque de la Acequia i caminar siguiendo el Canal de la Acequia.

- Visitar la basílica de Santa Maria de la Seu.

- Visitar la Cueva de San Ignacio y seguir las pisadas del santo con la Ruta Ignaciana.

- Visitar el Centro de Interpretación de la Calle del Balç.

- Hacer la ruta modernista.

- Ir a la Feria de la Azada y a la Feria Mediterrània.

- Visitar los museos de la ciudad.

- Disfrutar de los vinos de la D.O. Pla de Bages.



Sugerencias

- Hay que destacar un local como el Vermell (calle de las Piques), una apuesta joven para la renovación de la cocina autóctona que respeta al mismo tiempo su esencia. EL sitio, además, ha conseguido aglutinar la vida cultural y de ocio de los jóvenes (y no tan jóvenes), programando exposiciones y conciertos.

  • Comarca: Bages
  • Provincia: Barcelona
  • Localidad: Cal Gravat, Carretera d'Igualada, Guix, el, Xup, el, Comtals, els, Polvorers, els, Guia, la, Tres Creus, les, Manresa, Sol i Aire, Viladordis
  • Extensión: 42
  • Habitantes: 76570
Está adherido a: Ciudades con Carácter
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Situación geográfica

Manresa, capital de la comarca del Bages, se emplaza en el extremo sur del Pla de Bages, en la confluencia del río Llobregat con el Cardener. Por este territorio también pasan las rieras de Rajadell y de Cornet, también llamada de Guardiola, y varios torrentes, además de la antigua acequia de Manresa. El territorio no es muy llano, ya que está asentado sobre una serie de pequeñas colinas como el Puig Cardener y el Pujolet.

Clima

El clima, mediterráneo de tendencia continental, se caracteriza por una notable oscilación térmica que facilita las heladas invernales. La pluviosidad es bastante escasa a lo largo del año, si bien en primavera y otoño llueve con regularidad. Las temperaturas pueden llegar a ser extremas: inviernos rigurosos y veranos bastante cálidos y secos. A pesar de ello, la temperatura media anual es de 13,7 °C.

Actividades económicas

Manresa cuenta con una gran actividad industrial, muy diversificada: hay empresas textiles, de hilaturas y químicas, entre otras. El comercio también tiene un papel destacado en la economía de la ciudad: existen tanto pequeños comercios como grandes superficies.

La agricultura, que ha perdido peso en la economía local, se concentra en las afueras de la ciudad. La ganadería tiene mucha más importancia, y ha comportado la aparición de mataderos y de industrias de transformación.

Historia

El municipio de Manresa acogía pobladores ya durante el neolítico, como atestiguan los vestigios encontrados en Viladordis.

La cultura ibérica instaló un poblado en el altozano de Puigcardener, donde hoy se levanta la basílica de Santa Maria de la Seu. Ese asentamiento hacía las funciones de capital de la tribu de los lacetanos, que habitaban el Bages, el Solsonès, la Anoia y la Segarra.

Los romanos conquistaron la población en el siglo II a. C. para evitar los ataques lacetanos sobre los núcleos romanos de la costa. El topónimo romano Minorisa, derivado del anterior ibérico, es el origen del nombre de Manresa.

Los siglos VIII y IX fueron de luchas entre árabes, godos y francos. Manresa vivió uno de los episodios de resistencia indígena —goda— contra los nuevos dominadores francos. En el año 841, Manresa es destruida por los árabes, y Guifré el Pilós la conquista definitivamente en ese mismo siglo.

El año 889 es la fecha del primer documento referido a la ciudad del que se tiene constancia. Hasta el siglo XII no acaban los ataques sarracenos sobre la población, que crece en importancia como capital del condado homónimo. En realidad, era sólo una denominación geográfica de la Catalunya central, en frontera permanente con los musulmanes de Lleida.

El XIV es el gran siglo para Manresa, al calor de un enorme crecimiento demográfico de mano de una frenética actividad comercial, como la celebración de dos ferias importantes. Las epidemias de peste restan vigor al crecimiento manresano. La ciudad acaba el siglo incluida en el ducado de Girona, posesión de la corona.

Hay que destacar también la relación que tuvo la ciudad con Sant Ignasi de Loyola, fundador de la comunidad jesuítica o Compañía de Jesús. A pesar de no ser hijo de dicha comunidad, la huella que esta dejó entre 1522 y 1523 es uno de los reclamos más notorios de la villa, no sólo por el legado que esto comportó, sino también por la protección exterior que este hecho proporcionó a Manresa.

Durante el siglo XIX, la ciudad despunta en varios eventos cruciales para la historia del país. Participa de forma activa en la Guerra del Francès (la Batalla del Bruc, en 1808, que dio lugar a la leyenda del timbaler), se consolida como centro neurálgico de la industria textil y, a título especialmente simbólico, es escogida por la Assemblea Catalanista como marco de las llamadas Bases de Manresa, primera piedra del catalanismo político.

En el siglo XX Manresa es próspero centro de la industria textil, que entra en decadencia a partir de la década de 1960. Desde la inauguración de la autopista de Terrassa y el Eje Transversal, en los años 1990, Manresa ha vuelto a crecer demográficamente gracias a una fuerte inmigración.

Qué ver

El punto más emblemático de la ciudad, visible justo al salir de la estación de tren, es la basílica de Santa Maria de la Seu, erigida en un emplazamiento bastante elevado, en el monte situado encima del río Cardener. La primera piedra fue colocada en el año 1328, y su construcción se prolongó a lo largo de los siglos, hasta el punto que el portal del lado de poniente fue acabado en pleno siglo XX.

De este período medieval, hay que destacar también el puente Nou, construido en el siglo XIV, que daba paso al camino que unía Manresa con Lleida. Está considerado uno de los puentes medievales más bien conservados de Catalunya. Otro puente a destacar es el Pont Vell, de origen romano y considerado uno de los punetes más antiguos del país.

El patrimonio arquitectónico de Manresa es realmente notorio, pues además de los periodos medieval y romano, también abarca la época dorada del modernismo, con piezas realmente atractivas. Una de ellas es el Casino, proyectado por el arquitecto Ignasi Oms y Ponsa y situado en el paseo Pere III, arteria principal de la ciudad, sede del Centro Cultural de la ciudad, y zona donde se reúnen la mayor parte de los edificios más emblemáticos. Igualmente representativos son la fábrica Balcells, el quiosco Fius y Palà, una pequeña obra modernista situada en la plaza de Sant Domènec y que ha mantenido su uso original durante un buen puñado de años, o los almacenes Jorba, de estilo art déco, suntuosos y funcionales al mismo tiempo.

La memoria histórica de estos y otros patrimonios de la comarca tiene su santuario en el Museo Comarcal, en sí mismo ya es una pieza patrimonial, ya que está ubicado en el antiguo colegio de Sant Ignasi (siglo XVII), de imponente estilo barroco. En el museo se exponen piezas que van desde la prehistoria hasta la modernidad, con especial énfasis en el barroco, e incluye también importantes hallazgos paleontológicos. Otros museos de la ciudad son el Museu de Geologia Valentí Masachs y el Museu de la Tècnica de Manresa.

Al margen de los monumentos y los museos, la historia de la ciudad está ligada también a la cultura del agua, de la que el Parc de la Sèquia es el símbolo principal. Construida en el siglo XIV, llevaba (y todavía a día de hoy lo hace) agua a la villa desviándola del caudal del río Llobregat.

Es aconsejable hacer una visita por los alrededores de Manresa y seguir parte de la ruta de esta acequia en su paso por municipios como Santpedor, Sant Fruitós del Bages o Sallent. En este trayecto, el camino cruza importantes zonas boscosas, grandes campos de cultivo y da cobijo a una variada gama de especies vegetales y pequeños organismos, así como a gran número de especies de aves.

Qué hacer

Una buena posibilidad para disfrutar de Manresa son sus ferias, entre las que destacan especialmente dos. La primera es la feria medieval, la tercera semana del mes de febrero, también conocida como la Fira de l’Aixada. Durante esta feria la ciudad recupera su aspecto más ancestral, mientras cientos de expositores muestran al aire libre piezas de artesanía y de gastronomía de la época y las calles se llenan de actividades que recrean el ocio y la vida social de esos tiempos.

Esta feria culmina con lo que se conoce como Festa de la Llum, que conmemora la milagrosa llegada de una luz proveniente de Montserrat que se deposito justo en el edificio de la Seu y obró así el arrepentimiento del obispo de Vic, que había mandado interrumpir las obras de construcción de la acequia.

El otro evento ferial de gran importancia es la Mediterrània, la feria de espectáculos de carácter tradicional que se celebra desde hace nueve años durante tres días a principio de noviembre y en el que se presentan cerca de un centenar de espectáculos inspirados en el conjunto de las tradiciones de la cultura catalana. En escenarios y también en la calle, los programadores presentan piezas de música, teatro y danza, que en las últimas ediciones han traído artistas de otras zonas del Mediterráneo (Italia, Grecia, Francia, Marruecos…) y lo han convertido en un acto de proyección internacional.

Al margen de las ferias, Manresa destaca por la gastronomía. El Bages es sin lugar a duda la tierra más emblemática de la cocina de secano, propia de las comarcas de interior, que se caracteriza por el trabajo con ingredientes como el bacalao, los quesos o las legumbres.

Manresa, como capital que es de la comarca, reúne la oferta gastronómica más amplia, de la que es una buena muestra la Setmana Gastronòmica de la Cuina del Secà, donde se ofrece un programa variado de actividades para descubrir o redescubrir sus cualidades: excursiones, comidas populares, certámenes…

Durante el verano, Manresa se convierte en una de las capitales catalanas de la pólvora y los diablos. Su correfoc, que se celebra el último fin de semana de agosto, es un evento digno de ver, que no sólo ensordece la ciudad y la cubre de luz, sino que permite exhibir todo el imaginario tradicional del municipio, especialmente los diablos y su bestiario, como los dragones o las águilas.

Alrededores

- Macizo de Montserrat.

- Puente de Navarcles.

- Parque Natural de Sant Llorenç del Munt.

- Acequia Balsareny-Manresa.

- Montañas de sal de Cardona.

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