El fricandó es seguramente uno de los platos más conocidos de la cocina catalana. Libros de cocina antiguos como Avisos y instrucciones per lo principiant cuyner («Avisos e instrucciones para el cocinero principiante»), ya nos muestran su presencia alrededor del primer tercio del siglo XVIII.
Las carnes de ternera que se pueden utilizar para hacer el fricandó son diversas, pero siempre piezas que necesiten cierta cocción. Cadera, morcillo, tapa, contratapa y carne de la pierna en general. Debe cortarse en filetes pequeños y aplanarlos con un golpe de cortante, operación que puede hacer un carnicero de confianza.
No hay que confundir los moixernons con los cama-secs («ninfas»). Ambas son setas de primavera.
El fricandó admite algunos cambios en la receta original, que sólo lleva ternera, cebolla, harina, vino rancio o vino blanco y moixernons. Hay quien añade unos dados de tocino al sofrito. Se pueden agregar algunas hierbas aromáticas como tomillo, ajedrea, orégano, mejorana, canela, etc., e incluso un poco de chocolate amargo en el picadillo.
Si no se dispone de moixernons porque no es temporada, éstos se pueden sustituir por ciurenys («boleto comestible»), rossinyols («rebozuelo»), escarlets («higróforo escarlata»), llenegues («higróforo oliváceo») o fredolics («negretas»), por ejemplo.
Como todos los guisos, es recomendable comerlo después de haberlo dejado reposar unas cuantas horas, incluso al cabo de un par de días.
Fricandó con moixernons
Fricandó con <i>moixernons</i>