Escalada

El ser humano, a medida que conseguía ir más lejos en la montaña, necesitaba nuevas técnicas para poder acceder a ciertos puntos.

El ser humano, a medida que conseguía ir más lejos en la montaña, necesitaba nuevas técnicas para poder acceder a ciertos puntos. La escalada cumple este fin. No valora a dónde se llega, si no cómo se hace y por dónde. El elevado nivel de dificultad es lo que buscan quienes suben de la manera más exigente y arriesgada.

La escalada es una variante del alpinismo, pero con técnicas y materiales propios. Surgió en el siglo XX y consiste en subir paredes verticales aferrándose a la protuberancias de la superficie, sean salientes, esquineras, entrantes o fisuras.

Los materiales que se utilizan sólo sirven para asegurarse en caso de caída o cansancio: un arnés, pies de gato (zapatillas), un ocho (aparato de freno con forma de ocho), un par de mosquetones con rosca y, naturalmente, una cuerda.

No obstante, la principal herramienta del escalador son las manos. Han de ser fuertes y ágiles. En general, se debe tener una buena forma física y mental.

Una de las grandes ventajas de la escalada es que los principiantes se pueden iniciar sin riesgos en la ciudad, en los denominados rocódromos. Una vez fuera, es imprescindible documentarse sobre los diferentes lugares donde poder escalar, ir con algún monitor especializado o apuntarse a las actividades organizadas por centros excursionistas. La mejor manera de comenzar es dirigirse al Centre Excursionista de Catalunya.

La dificultad de las vías de escalada se mide con una referencia numérica de I a XIX en escalada libre, y de A0 a A5 en artificial.

Catalunya, debido a su abrupta geografía, dispone de muchas zonas de escalada equipadas, como pueden ser Montserrat, Congost de Terradets, vías del collado de Merolla, Gombrèn, Montgrony, Pardinella, Clot de l’Espasa, roca Roja de Corones y valle de Ribes, entre otras.