La cocina de subsistencia, un producto de temporada o una vieja receta se mezclan hoy con la sofisticación y las propuestas más refinadas. Vive algunas de estas tradiciones catalanas y seguro que querrás repetir. Almuerzo de tenedor Nada mejor que empezar el día en una casa de comidas populares. En estos establecimientos nació la cocina catalana tradicional entre los siglos XVIII y XIX, así que coge el tenedor y el cuchillo y saborea un capipota, unas carrilleras guisadas o unas judías con bacalao. Tomar el vermut Los mediodías en Cataluña son extraordinarios. Es el momento de hacer una pausa, encontrarse con los amigos o relajarse. Toca servirse un vermut de barril, alargarlo con el sifón, acompañarlo de unas anchoas o unas olivas y disfrutar de la vida. No te pierdas una de las tradiciones más catalanas que ofrecen las bodegas y vermuterías. Arroz o paella Es un plato familiar de domingo, de origen humilde y asequible, que ya es un clásico en todo el país y no solo en la costa. Explora las cartas, mira más allá de las paellas marineras y adéntrate en el terreno de los arroces secos o caldosos de pulpo y tocino, de conejo y caracoles... Hay tantos como familias. Calçotada Solo en Cataluña una comida tan simple como cocer unas cebollas en la llama viva, mojarlas en la salsa romesco y combinarlas con una parrillada de carne podría coger una dimensión social y cultural tan épica. Esta tradición de temporada nacida en Valls y en el Campo de Tarragona se celebra entre enero y abril y es todo un fenómeno gastronómico. Dulces y pasteles Los catalanes podemos reseguir el calendario de festividades solo recordando los dulces que comemos según marca la tradición. Del roscón de Reyes en enero a los panellets de Todos los Santos, pasando por las cocas de llardons (chicharrones) de Carnestoltes. Cada pueblo tiene su propio dulce y entre las pastelerías encontramos algunos de los establecimientos más antiguos del país. Vendimia y el vino novel Somos un país de vino y eso se nota a finales de verano, cuando se celebra la vendimia. En todo el país se organizan fiestas populares con el vino novel como protagonista. Se abren los barriles y se prueba el vino joven del año. Visitad Cataluña de septiembre a noviembre y encontraréis muchos momentos para brindar por la vida. Aceite nuevo En el país del pan con tomate no podríamos menospreciar uno de los productos más valorados de nuestra gastronomía. Visitar una cooperativa o pequeño productor para comprar el aceite nuevo o el aceite verde de primera prensada es costumbre entre muchos catalanes. De diciembre a enero, pueblos y cooperativas celebran fiestas dedicadas a este producto y permiten probar el abanico de aceites excelentes del país. Anocheceres inesperados Una cerveza artesana, un vermut y unas tapas son protagonistas de los atardeceres catalanes. La vida urbana pone al alcance las últimas tendencias culinarias y una coctelería creativa pionera en el mundo. Exprime las ciudades y saborea los días que nunca se acaban. Nos gusta mojar La cocina catalana se sustenta en el carácter de un repertorio de salsas único y original. Desde la época medieval enriquecemos nuestros platos con sofritos, alioli, romesco, pisto o picada. Los encontraréis en guisos, asados, mares y montaña, arroces, parrilladas, suquets y platos de todo tipo.