Cataluña es tierra de contrastes, con un clima privilegiado y una tradición milenaria, que ha dado vida a una cocina versátil y compleja. Los productos del mar, las carnes, los embutidos, los aceites, los quesos, la fruta dulce y seca, las setas, los panes, los cereales, los vinos, la caza, las hortalizas y las verduras constituyen un patrimonio agroalimentario que define nuestra gastronomía. Más allá del pan con tomate y el allioli, hay un universo de productos y elaboraciones que muestran el carácter de la cocina catalana, basado en la geografía, la estacionalidad y la sabiduría popular. Disfruta de la riqueza de Cataluña. Las Terres de l’Ebre: la riqueza del Delta en el plato En el Delta, en las Terres de l’Ebre, encontramos el arroz, omnipresente en nuestro recetario. Los pescadores de la zona nos proveen de pescados, pero sobre todo de mejillones, ostras, langostinos y galeras, que destacan junto a los patos, las clementinas y las alcachofas. La Costa Daurada: la fiesta del calçot y los frutos secos Muy cerca, en la Costa Daurada, toma el protagonismo de la despensa la avellana de Reus, las patatas de Prades, la cabra de Rasquera y la miel del Perelló, que enriquecen nuestro recetario. Acércate a Valls, tierra de calçots, para disfrutar de una de las tradiciones más singulares de Cataluña: la Gran Fiesta de la Calçotada. En estas dos zonas vecinas y gracias a estos productos es donde la gastronomía te ofrece los xapadillos (anguilas abiertas), las salsas allipebres, los arroces de todo tipo, con col y judías, las clotxes, las calderetas de cordero y todas las cocas que te puedas imaginar. Las Terres de Lleida: la despensa de la fruta dulce En las Terres de Lleida producen la fruta más dulce de Europa, como por ejemplo peras, manzanas, nectarinas, higos, melocotones y cerezas. También son territorio de caracoles y almendras, fruta garrapiñada, la miel del Montsec y los turrones de Agramunt. Añade a la lista de la despensa las batatas de la Noguera, los conejos y las perdices, las longanizas en tupina y las cocas de recapte. La cocina austera y consistente de la zona incluye cazuelas de tros, guisos campesinos, caracoles a la brutesca, civets de liebre y habas. Los Pirineos de Cataluña: la cocina de montaña A medida que nos acercamos a los Pirineos de Cataluña, los sabores robustos de la cocina de montaña se manifiestan en la girella, el xolís, el bull (butifarra), los panes de hígado, la oveja xisqueta y la ripollesa, así como también los quesos, las tupines (pucheros), los embutidos y las hortalizas. Incluso hay caviar en la Val d’Aran. Estos ingredientes dan vida a platos como el mostillo, los asados de caza, los pies y menudillos de cordero, las manzanas rellenas, las sopas de tomillo, el trinxat y los platos de brasa. La Costa Brava: la riqueza sabrosa del mar Si nos acercamos a las tierras de Girona y la Costa Brava esta despensa inabarcable se amplía. Es tierra de mar y montaña que combina arrozales y huertas con pesca abundante y una rica tradición vinícola. Entre hortalizas y verduras encontramos el ajo de Banyoles, la cebolla de Figueres y el bitxo; entre las frutas, la manzana de Girona. Cerca del mar, la anchoa de l'Escala, las gambas de Palamós, las garoines (erizos de mar) y una pesca abundante. Entre embutidos, piumocs, longanizas y morcillas dulces también destaca el arroz de Pals y las judías de Santa Pau. La cocina de mar y montaña incluye albóndigas con sepia, pollo con langosta, ternera con setas, pato con peras, suquets de pescado y la butifarra esparracada. Paisajes Barcelona: el cerdo, protagonista gastronómico En el interior de Cataluña, en Paisatges Barcelona, el cerdo es el animal de granja estrella. Con él se elabora la longaniza de Vic, los fuets, las somaies, los bulls, las pilotilles (albóndigas) y los llardons (chicharrones). También encontrarás garbanzos de Oristà, judías del Collsacabra, trufas, setas, patés, requesones de Montserrat, quesos, guisantes negros, cebolla vicense, maíz escuadrado, panes de coca y castañas de Viladrau. Costa Barcelona: la huerta de los deltas y el averío suculento Cerca de Barcelona, en Costa Barcelona, la tradición agraria te ofrece una huerta fecunda a lo largo del Maresme, el Vallès y los deltas del Tordera y el Llobregat. Son zonas donde se producen alcachofas, espárragos, cerezas y muchas variedades de tomate. La pesca nos trae gambas de Arenys y caracoles punxencs de Vilanova i la Geltrú. Sin olvidarnos de su averío: el capón del Prat, el gallo del Penedès y el ànec mut (pato criollo). Todo este repertorio nos deja recetas sencillas, como los guisantes y las habas ahogadas, sopas de rape, escudella con judías, tomates rellenos, fricandós, conejo a la manresana y el asado de pollo con alcachofas. Los aceites catalanes Si hablamos de producto estricto, capítulo aparte se merecen nuestros aceites. Los aceites de las DOP de la Terra Alta, Siurana, las Garrigues, el Ampurdán y el Baix Ebre-Montsià aportan singularidad y autenticidad a la cocina catalana. Las variedades de aceituna como la arbequina, la fragua, la picuda y la argudell dan lugar a aceites con matices y notas variables. También los vinos, los licores, los aguardientes, las ratafías y las cervezas artesanas contribuyen a un patrimonio enogastronómico que se ha revitalizado en los últimos años. El interés creciente por la cocina de origen, el consumo responsable y el reconocimiento al mundo del campesinado y los pescadores ponen en valor la singularidad y calidad de los productos catalanes. Visitar productores, participar en talleres de cocina, recolectar productos y descubrir los secretos de las recetas locales te permite comprender mejor la cultura gastronómica catalana y apreciar su riqueza. Ven a descubrir la despensa inabarcable que es Cataluña.