La trucha común "Salmo trutta fario", que pertenece a la familia de los salmónidos, es la variedad autóctona de Cataluña. Se trata de un pescado de forma alargada, con un color verdoso con puntos rojos y negros, muy sensible a la calidad de las aguas en las que vive y, especialmente, en las que pone sus huevos.A principios de los años 70 del siglo pasado sufrió una grave regresión. El mal estado de los ríos y la contaminación de sus hábitats la puso en peligro de extinción. La población de truchas autóctonas quedó reducida a las cabeceras de algunos ríos pirinaicos, como el Llobregat, el Ter y especialmente el Segre y los Nogueres Pallaresa y Ribagorçana. Esta situación se ha ido revirtiendo durante los últimos años. Se han ido haciendo diferentes repoblaciones en todos los tramos donde tradicionalmente había vivido la trucha del país con ejemplares de trucha común.Paralelamente se ha potenciado el consumo de la trucha de piscifactoría. De hecho, el 80 % de las truchas que se consumen actualmente son de vivero y la mayoría de ellas, de la variedad arco iris ("Oncorhynchus mikiss"), procedente del continente americano.Esta situación, paradójicamente, ha propiciado la revalorización de su cocina. Los ejemplares de piscifactoría tienen un sabor un poco menos intenso que los ejemplares del país que viven en libertad. Por este motivo, los cocineros se han encontrado ante el reto y la necesidad de buscar nuevas maneras de elaborar y presentar la trucha de río con el objetivo de realzar sus virtudes gastronómicas.