El requesón es uno de los productos artesanales más consumidos en Cataluña. En el siglo XIX, las payesas ya lo vendían en los mercados de Montserrat y Marganell cuando la gente de los pueblos empezaron a aprovechar los restos de leche sobrante.Se elabora con leche pasteurizada de cabra o de vaca hervida y coagulada con zumo de limón. La pasta resultante, muy blanda, se filtraba antiguamente con un trapo o con un recipiente de mimbre o caña.Es de color blanco lechoso y reluciente, y de textura blanda y gelatinosa. No tiene corteza y su sabor es fresco y dulce gracias a la concentración de la lactosa durante el proceso de coagulación. Se refrigera a 4 °C (si no, se agria) y se conserva aproximadamente unos ocho días. Antes de comerlo, se recomienda sacarlo de la nevera, hasta que llegue a una temperatura de 15 °C.En Cataluña se come este queso de postre, acompañado con miel, azúcar o almendras picadas. Desde hace un tiempo, sin embargo, se ha tratado de incorporarlo a distintos platos, entre los que destaca la lasaña con gambas, requesón y verduras.Desde 1997, a finales de octubre se celebra en Monistrol la Fira de la Coca i el Mató, donde se pueden probar requesones de todo tipo, como el que se elabora con leche y café.