Para subirse a un parapente sólo hay que tener ganas de volar. La sensación de libertad es inmensa, gracias al silencio y la panorámica que ofrece este vehículo de vuelo sin motor.El parapente es sin duda la aeronave más ligera y tal vez la que mejor nos acerca al vuelo de las aves, ya que se aprovechan las corrientes de aire para viajar. Está hecho únicamente de cuerda y tela y no dispone de ninguna estructura rígida, salvo la de la silla del piloto. En resumen, se trata de un planeador ultraligero flexible que no necesita rueda ni ayuda externa para elevarse ni tampoco aterrizar.El piloto inicia el vuelo desde un punto elevado y busca enlazar corrientes ascendentes que prolonguen su viaje durante horas. Sólo hace falta correr cincuenta metros sin parar.Para iniciarse en este deporte, lo mejor es hacerlo en un biplaza. De hecho, no es necesario tener conocimientos especiales ni tampoco realizar ningún curso. El control es cosa del piloto. Cada persona lleva una silla con arnés que permite sentarse durante el vuelo. El pasajero va delante y el piloto detrás, los dos sujetos al parapente y al paracaídas de emergencia.El interior de Catalunya es una de las mejores zonas de España para practicarlo. Hay muchas empresas que facilitan el material y toda la información necesaria. Entrenúvols, por ejemplo, la escuela con más tradición del país, cuenta con pilotos, monitores e instructores muy experimentados. Se encuentra en pleno centro de Vall d’Áger, en la comarca de La Noguera, en Lleida. Su vuelos salen de la cima de la Serra del Montsec, para aterrizar al lado del pueblo de Áger. Ofrece desde "bautizos", que no requieren ningún conocimiento ni formación previos, hasta cursos de perfeccionamiento y seguridad que permiten mejorar la técnica.