Ingredientes(4 personas)1 kg de anchoas frescassal gordapimienta negratomillo, hinojo, romero (opcional)8 rebanadas de pan de payéstomates madurosaceite extra virgen de olivas arbequinas100 g de olivas arbequinas Tiempo de elaboración10 minutosEn primer lugar hay que salar las anchoas y dejarlas unos cuantos meses para que se conserven y absorban la salazón.Coger las anchoas y colocarlas, sin pasarlas por agua, en un recipiente con capas de sal gorda. Dejarlas un par de días para que expulsen agua y queden un poco rígidas.A continuación, sacarlas del recipiente y quitarles la cabeza y las tripas. Colocarlas en botes de vidrio alternando capas de filetes de anchoa y la misma medida de capas de sal, acabando con sal en la parte superior y un poco del jugo que hayan soltado durante estos dos o tres días.Tapar los botes y guardarlos en la despensa o en un lugar fresco, oscuro y ventilado. Para obtener seguridad alimentaria, si se salan las anchoas previamente se tienen que dejar madurar cómo mínimo durante 4 meses, con el objetivo de que la sal y el proceso de osmosis que produce en contacto con el boquerón, elimine los anisakiso bacterias.Para confitarlas más rápidamente, se puede poner un poco de pimienta negra, y la conserva se avanzará un par de meses. Se debe tener en cuenta que pueden quedar blandas antes y que no se conservarán tanto tiempo como unas anchoas confitadas tan sólo con sal, que pueden conservarse más de un año. En el momento de consumirlas, sacar del bote las anchoas que se necesiten y limpiarlas bajo un chorrito de agua. Ir quitándoles la sal que haya quedado pegada y separarlas en sus dos filetes.Enjuagarlas bien. Colocar los filetes en una fuente y cubrirlos con aceite de oliva; dejarlos así un par de horas para que se empapen de los aromas del aceite. Mientras tanto, preparar unas tostadas de pan de payés untadas con tomate, de fuera hacia dentro, y encima poner los filetes de anchoa con un chorro de su mismo aceite.Acompañarlas con unas buenas olivas arbequinas.