Desde las hondonadas del Pallars hasta la confluencia del río Segre; de los bosques volcánicos de la Garrotxa hasta las playas del Delta de l’Ebre; de los secanos del Segrià hasta la vitalidad de Barcelona o las calas del Cap de Creus hasta los tozales ondulados de la Noguera, Cataluña ofrece una amplia variedad de paisajes y climas a muy poca distancia unos de los otros. Esta diversidad se refleja en su gastronomía, rica y variada. El paisaje de montaña de los Pirineos de Cataluña Las tierras altas de los Pirineos de Cataluña son un marco natural salvaje, roto por valles y ríos, pueblos de piedra y riscales. Es un territorio de belleza y calma, con una cocina robusta basada en pastos, quesos, tupines, embutidos y hortalizas nacidas del rigor y la autosuficiencia. Las setas, conservas, hierbas curanderas y vinos frescos son algunos de sus tesoros culinarios. Sopas, civets, trinxats, tortillas de río y estofados son algunos platos que definen esta región. El mar y montaña de la Costa Brava Al lado del Mediterráneo se extiende la Costa Brava, tierra de mar y montaña. Un territorio que combina arrozales y huertas con pesca abundante y una rica tradición vinícola. Esta región conjuga la frescura del mar con la riqueza de la tierra, creando así una experiencia culinaria única que mantiene la esencia de la cocina tradicional. También ha sido cuna de la cocina de origen y vanguardia de cocineros de puro genio. Su cocina de mar y montaña incluye los arroces, las albóndigas con sepia y pescado salvaje, manteniendo la esencia de la tradición. Terres de Lleida, tierra campesina Al oeste de Cataluña, las Terres de Lleida son territorio campesino, donde los frutales estallan en flores, los olivos se levantan majestuosos y los vinos tienen una gran personalidad, resultado de un clima de contrastes. Es tierra de frontera con castillos medievales y carreteras con poco tráfico. Ofrece una cocina honesta y sencilla: cocas, dulces, fruta, longanizas, cazuelas de campesino, licores y ratafías. Destacan platos como el conejo con caracoles y las cocas de recapte, que reflejan el carácter humilde de esta región. Las sierras onduladas de Paisatges Barcelona La Cataluña interior, la de Paisatges Barcelona, alterna las llanuras centrales con las sierras onduladas de Montserrat y el Montseny, la frondosidad de los bosques del Berguedà, la llanura de Vic y el Collsacabra. Es un territorio rico en embutidos y otros productos del cerdo, aceites afrutados, vinos excelsos, cavas, trumfos (patatas), setas y trufas. La gastronomía aquí está llena de carácter y personalidad, con platos como el bacalao, los guisantes negros, el averío, los garbanzos, el xató y las ensaladas de cebolla al cop de puny. Los parques agrarios de Costa Barcelona En Costa Barcelona, la agricultura se reivindica para mantener el mosaico agrario en zonas como el Parque Agrario del Baix Llobregat, los dos Vallès y el Maresme, trabajando codo con codo con cocineros y restauradores. Producen alcachofas, espárragos, cerezas, tomates, guisantes, habas... Estos alimentos frescos se convierten en productos que contribuyen a una cocina estacional, gracias también al esfuerzo de un grupo de pescadores que mantienen su actividad en este territorio. Los mercados de barrio y la cocina de vanguardia de Barcelona Es en Barcelona donde se conjuga la esencia de Cataluña, con los mercados de barrio y el buen hacer de las casas de comidas tradicionales. La alta cocina y la vanguardia conviven con las cocinas internacionales, con los bares, cafeterías, coctelerías, tascas, pastelerías, heladerías y bodegas. La fusión de tradición y modernidad crea una escena culinaria innovadora y atractiva para todos los paladares. Se ha convertido en un destino que atrae a foodies de todo el mundo. Tarragona y el campo de la Costa Daurada El litoral sur, con sus viñas y olivos, ofrece una cocina de bonanza con ingredientes como los vinos blancos y las malvasías, el atún, los calçots, el romesco, las enramadas y las patatas de Prades. Una cocina que refleja la Costa Daurada, un territorio de playas largas y pinares al borde el mar Mediterráneo. Tarragona y su campo se convierten en la antesala del Delta y las Terres de l’Ebre. Las Terres de l’Ebre, entre el Delta y Els Ports El río Ebro es el protagonista que atraviesa este territorio, que tiene a un lado el Parque Natural dels Ports y al otro el Delta. Las Terres de l’Ebre son también tierra del secano, donde se levantan las viñas, los almendros y los olivos milenarios que enamoraron a Miró y Picasso. En la orilla del mar, encontramos los mejillones, las ostras, las caixetes, los langostinos y los frutos del mar. La pesca activa, los arrozales, los bueyes, el cordero, la cabra hispánica, la huerta y los cítricos, la fruta, las baldanas (embutido) conforman un escenario natural de donde nace una cocina genuina cargada de autenticidad. Este mosaico variado es la cuna de una cocina viva y fascinante. Saborea la gastronomía catalana a través de sus paisajes.