El tesoro marinero de l'Ametlla de Mar L'Ametlla de Mar es una de las pequeñas joyas marineras de las Terres de l’Ebre muy próxima al Delta del Ebro. La pesca y los deportes acuáticos son dos de sus principales atractivos. Esta villa marinera es destino de turismo deportivo y se organizan muchas actividades y salidas relacionadas con la vela y el submarinismo. La razón es bien sencilla: sus 16 km de costa llena de playas vírgenes y calas tranquilas como las de Calafató, Lo Ribellet y Vidre. Si te sumerges en sus aguas cristalinas, descubrirás un universo marino de praderías submarinas de posidonia e, incluso, un tesoro. Se trata de restos de barcos hundidos en la Primera Guerra Mundial en las profundidades del golfo de Sant Jordi. También puedes probar una experiencia única: nadar entre atunes gigantes y darles de comer, una salida que organizan varias empresas de la zona en verano. El ecosistema marino sostenible de l'Ampolla Considerada como la puerta de entrada del Delta del Ebro, l’Ampolla está situada en el extremo sur del golfo de Sant Jordi. Un espacio donde se concentran las dunas, las playas de arena fina y aguas poco profundas. La villa promueve desde hace años un turismo responsable con el objetivo de preservar este entorno natural. Actividades como la observación de aves, las rutas de naturaleza por la costa del Delta, la práctica de deportes acuáticos y náuticos como el submarinismo y las excursiones a caballo junto al mar son algunas de las propuestas que encontrarás. Una buena manera de disfrutar del entorno de la villa es recorriendo el Sendero del Mediterráneo GR-92, repleto de playas con acantilados, calas y pueblos pescadores. Saborea los dos tesoros culinarios de l'Ampolla: el arroz del Delta del Ebro, con denominación de origen protegida, y la ostra. Este molusco tiene un sabor único gracias a las propiedades que le aporta la concentración de nutrientes provenientes de la mezcla de agua salada del mar Mediterráneo y del agua dulce del río Ebro. El paraíso pesquero natural de la Ràpita La Ràpita está ubicada en la bahía de los Alfacs, un paraje marino que esconde tesoros como la playa del Trabucador. Una lengua de arena de 6,5 km que se adentra hacia el mar hasta la Punta de la Banya. Rodeada de playas salvajes y solitarias y muy cerca del parque natural del Delta del Ebro, es un paraíso para realizar todo tipo de actividades náuticas, como la Ruta de las Bateas, donde descubres cómo se cultivan los mejillones y ostras del Delta del Ebro y haces una degustación. La estación náutica La Ràpita Delta de l'Ebre organiza salidas como estas, además de otras actividades relacionadas con el mar. Esta villa marinera cuenta con uno de los puertos pesqueros con más actividad de toda Cataluña. Su cocina de mar tiene dos protagonistas destacados: los langostinos y las galeras. Servidos en arroces marineros con denominación de origen del Delta, son una delicia que puedes probar en cualquiera de sus restaurantes. Les Cases d‘Alcanar: la memoria ibérica al borde del mar La villa de pescadores de Les Cases d’Alcanar está muy ligada a los orígenes de las Terres de l’Ebre. La población creció alrededor de una antigua torre de vigilancia que defendía a la población de los ataques piratas. Acércate al puerto de la villa para saborear la cocina marinera de la zona a base de galeras (marisco) y aprovecha también para ver la subasta de pescado a las 17 h en la Cofradía de Pescadores Sant Pere. El litoral de Les Cases d’Alcanar es ideal para hacer rutas cicloturísticas. Si vas en dirección sur, descubrirás búnkeres, refugios subterráneos y dos nidos de ametralladoras, uno de los conjuntos más completos de Cataluña. Otra visita recomendada es la desembocadura del río Sénia, un espacio de interés natural con una laguna que reúne gran diversidad de flora y fauna. ¡Disfruta con responsabilidad de las Terres de l’Ebre!