La tradición de la mona se enmarca en el contexto de la fiesta de la Pascua Florida, el momento más relevante del calendario cristiano que conmemora la resurrección de Cristo, después de su pasión y muerte. Con esta festividad culmina la Semana Santa y acaba la prohibición de comer carne, leche y huevos que rige la Cuaresma, que en su interpretación más pagana también simboliza la llegada de la primavera. En cualquier caso, y sin ningún tipo de duda, la mona es una de las tradiciones más dulces y esperadas por los niños. Origen de las monas de Pascua en Cataluña El origen de esta costumbre tan arraigada a nuestra tierra se remonta al siglo XV, cuando aparece documentada en el Costumari català de Joan Amades. En otros formatos, también está presente en otras comunidades como Murcia, la Comunidad Valenciana, las Islas Baleares y Aragón. No está claro, sin embargo, el origen de la palabra «mona», que podría proceder del árabe, el latín o el griego, según las versiones, pero que, en cualquier caso, hace referencia a un regalo u ofrenda. A pesar de que la mona como dulce típico ha evolucionado, algunas costumbres que la rodean no. Así, la tradición todavía manda que el encargado de regalarla sea el padrino. Esta figura ha perdido relevancia, pero, antiguamente, cuando la medicina no estaba tan avanzada y el índice de mortalidad era muy alto, el padrino ejercía de garante de la supervivencia y bienestar del niño en caso de necesidad o muerte de sus progenitores. Por eso era habitual escoger como padrino a un abuelo o un tío, y se tenía muy en cuenta su poder adquisitivo. El ritual de la mona vendría a ser un tipo de renovación anual del compromiso del padrino con su ahijado o ahijada, que se mantenía hasta que los niños hacían la primera comunión. Cómo preparar una mona de Pascua tradicional Si como padrino te has propuesto en algún momento sorprender a tu ahijado o ahijada con una mona hecha en casa, hay recetas para todos los gustos, dependiendo de la versión de este dulce que te propongas presentar. Y es que, con el tiempo, la mona ha vivido una evolución sorprendente, desde la receta más sencilla, pasando por pasteles más elaborados con complejas decoraciones, hasta convertirse en auténticas obras de arte de la gastronomía. El resultado final depende de la dificultad de la mona y de la habilidad de cada uno para la repostería. En todo caso tienes que saber que la mona tradicional, conocida como la mona Cristina, es un pastel con forma de roscón, de coca de brioche azucarada y decorada con huevos duros: tantos huevos como años de vida tenga el infante al que se le regala. De hecho, no fue hasta el siglo XIX cuando se empezaron a ver los pasteles de bizcocho que actualmente se utilizan como base de la tradicional mona, adornada con plumas, trocitos de almendra y fruta confitada. Y de los huevos y figuritas de chocolate que hoy acostumbran a coronarlas, ni rastro, que esta es una incorporación moderna introducida en Barcelona hacia 1930 por el pastelero Lluís Santapau de la Confitería Mora. Con el tiempo, la figura de chocolate que inicialmente decoraba el pastel fue ganando cada vez más importancia, hasta convertirse en la auténtica protagonista por sí sola. Monas de Pascua originales: innovación y creatividad aplicada al chocolate Hace muchas décadas que los maestros pasteleros y chocolateros catalanes han elevado la mona de Pascua a una nueva categoría con su innovación y creatividad. A los tradicionales huevos de chocolate, que siguen haciendo las delicias de los más pequeños, se han sumado todo tipo de figuras y formas: desde los animales y objetos más variados a monumentos icónicos, pasando por personajes de series y películas infantiles de moda o jugadores de fútbol, y auténticas obras de ingeniería. Cada año, los escaparates de las pastelerías de toda Cataluña se convierten en improvisadas salas de exposiciones de obras de arte efímeras durante las semanas previas al Lunes de Pascua. En la ciudad de Barcelona, pastelerías como Escribà, Bubó, Atelier, Hoffman, Rocambolesc u Oriol Balaguer son conocidas por sus impresionantes creaciones, algunas divertidas y originales, que combinan la tradición más artesanal con la modernidad. También puedes encontrar monas deliciosas en pastelerías locales de diferentes ciudades y pueblos de toda la geografía catalana, como Enric Rovira (Castellbell i el Vilar), Monrabà (Lleida), Efímera Chocolates (Sant Cugat) y El Racó (Granollers), entre otras muchas. La mejor mona de Pascua de Cataluña En la lucha por mantener viva la mona de Pascua, la innovación se combina con la tradición más arraigada y el afán por conseguir la mejor mona, la de mayor calidad, la más original… Para decidir quién se lleva la palma, se creó en 2021 el concurso profesional La millor mona de Pasqua de Catalunya (La mejor mona de Pasqua de Cataluña). Pasteleros, chocolateros y maestros panaderos optan anualmente a su dos categorías de premio −mona tradicional (brioche) o figura basada en el huevo de chocolate− ante un jurado integrado por maestros chocolateros y pasteleros. Además de otro jurado popular que aporta su opinión para completar la valoración final de la que salen los ganadores. El concurso se celebra cada año en un lugar diferente de Cataluña, y las obras premiadas se exponen posteriormente. La mona de Pascua es un arte efímero, pero si no has acabado empachado en dos semanas de exhibición y quieres más, no te preocupes, que en cualquier momento del año puedes disfrutar de la exposición permanente del Museo del Chocolate de Barcelona, donde descubrirás, más que monas, impresionantes obras de arte.