Como en una aventura de Julio Verne, explorar las profundidades de la Tierra requiere una combinación de riesgo, esfuerzo y curiosidad. Las misteriosas cavidades no tendrán secretos para los practicantes de la espeleología.Se trata de una disciplina de montaña que se encarga de estudiar e inspeccionar cavidades y cuevas. Los espeleólogos determinan la longitud y la profundidad, entre otros aspectos importantes.Es necesario tener conocimientos técnicos, disponer del material adecuado y conocer la zona por la cual se irá, así como la meteorología. A algunas cuevas se puede acceder caminando y no es necesario ningún equipamiento complejo, sólo ropa adecuada, el casco y el equipo para iluminar.Hay cavidades de muchos tipos y dificultades. Existen tres tipologías importantes. La primera es la galería, un conducto horizontal que puede adoptar una inclinación pronunciada y que tiene dimensiones variadas: desde centímetros hasta conductos de cientos de metros de anchura y cincuenta de altura. También están los pozos, que son los ejes verticales, y la sala, que suele tener grandes dimensiones.Para practicar este deporte, se recomienda dirigirse a la Federació Catalana d’Espeleologia, donde se imparten cursos. Además, informan de los tipos de cuevas que se pueden visitar. Por ejemplo, las que tienen un interés por la presencia de fauna salvaje, como murciélagos. Es el caso de la cueva de Vallmajor, en Albinyana, en la comarca del Baix Penedès, o de las simas del Daví y de Castellsapera, en Sant Llorenç de Munt.También indican en cuáles hay poco oxígeno o aquellas que tienen un régimen especial de visitas, como el pozo de la Calella, situado en el núcleo de L’Estartit, en Girona.