Todos los vinos del mundo nos hablan, pero en Cataluña lo hacen de una manera singular, marcados por el paisaje y las variedades de uva. De las garnachas con solera de la Albera a la frescura de las viñas recuperadas en los Pirineos de Cataluña; de la calidez de los vinos tarraconenses a la salinidad de la pansa blanca de Alella; de la presencia de los vinos surgidos de las laderas del Priorat a la sedosidad de los blancos de la Vall del Corb; de la honestidad de las garnachas de la Terra Alta al carácter de los vinos del Bages. Los vinos catalanes se expresan con acentos diversos. Practicando el enoturismo no solo podrás entenderlos, sino que disfrutarás de una experiencia de calidad en la que, además de sabores, texturas y matices inconfundibles, encontrarás diversión, cultura, historia, ocio y gastronomía. Un viaje al abrir la botella Si viajas por todo el territorio, podrás escuchar historias y sumergirte en nuestros orígenes. Cada vez que abres un vino, empiezas un nuevo viaje, siempre diferente y variado. Saborea los aperitivos, vermuts y vinos tranquilos, cavas, espumosos y ancestrales, mistelas, rancios, vinos hervidos y licores, vinos nuevos, vinos de tonel, de campesino y de paraje, largas crianzas, jóvenes y monovarietales de racimos olvidados.... Todos ellos maridados con los productos de proximidad y la gastronomía de cada territorio, que intensifican los olores y los sabores. Cada acento tiene una propuesta enoturística propia que te guiará en el conocimiento de Cataluña. 300 bodegas catalanas te abren las puertas De las muchas bodegas que hay en Cataluña, 300 te abren las puertas para que te lleves un recuerdo memorable de este destino enoturístico. La oferta es amplia y habla de la gente que ha hecho crecer la cultura del vino: la llegada del cultivo de la viña de la mano de griegos y romanos a la costa, la cultura de la viña desarrollada por los monjes que se instalaron en el interior de Cataluña, las grandes bodegas modernistas, las barracas de piedra seca, los lagares de piedra del mundo rural y los vinos sofisticados y reconocidos internacionalmente. Todo un mundo por descubrir si aprecias el vino. Experiencias más allá de una mesa Para saborear los vinos catalanes, irás mucho más allá de una mesa. Puedes hacerlo navegando en kayak por una cala de la Costa Brava, mientras participas en la vendimia, después de pasar una noche en una cabaña de piedra seca, en la oscuridad de una cava o en una fiesta de celebración de vino novel. Aprovecha la oportunidad para conocer la vida de los artesanos que elaboran estos vinos, todo maridado con una comida o una cena generosa. Ven a Cataluña, deja que sus vinos te hablen y celebra la vida con cada trago. ¿Te apuntas?