Un viaje en bicicleta por las Terres de Lleida y las Terres de l’Ebre es sinónimo de contraste. Puedes encontrar desde recorridos llanos con paradas en el patrimonio local y paseos entre lagunas para divisar la flora y la fauna hasta vías verdes por antiguos trazados ferroviarios o exigentes ascensos a macizos montañosos. A medida que avanzas por el territorio, los paisajes también cambian: pasas de estar entre las llanuras abiertas y los cultivos de olivos de Lleida a los relieves abruptos del Parque Natural dels Ports, para acabar junto al mar entre arrozales en el Delta de l’Ebre. En todas partes, el camino se combina con la cultura y la gastronomía, que convierten cada salida en bicicleta en una experiencia completa. Terres de Lleida: explorando el paisaje agrícola sobre dos ruedas Las comarcas de Ponent son ideales para disfrutar de la bicicleta gracias a sus rutas amplias y soleadas. Entre los campos de cereales y las huertas del Segrià o l’Urgell, se pueden hacer itinerarios suaves que combinan naturaleza y cultura. Uno de los recorridos más populares es la Ruta del Canal d’Urgell, con kilómetros de caminos que transcurren paralelos al agua y varios tramos casi sin desnivel y perfectos para familias. La ruta atraviesa pueblos con encanto como Agramunt, famoso por el turrón y el chocolate; pasa cerca de Balaguer, con la plaza porticada más grande de Cataluña y vistas sobre el Segre; y también se adentra en Les Borges Blanques, donde se pueden visitar los molinos de aceite. Este último municipio se encuentra en Les Garrigues, una comarca marcada por los olivos, los almendros y las construcciones de piedra seca. Si recorres sus caminos y carreteras, detente a contemplar los olivos centenarios y a conocer las populares cabanes de volta, utilizadas antiguamente por los campesinos para resguardarse del clima y proteger el ganado. Los más atrevidos pueden enlazar con la ruta cicloturística dels Llacs, que sigue el curso del río Noguera Pallaresa hasta el Prepirineo, o dirigirse a la Segarra y disfrutar de su herencia medieval con la Ruta dels Castells, que lleva por las diversas fortalezas históricas conservadas en municipios como Montcortès, Florejacs, Concabella y Montfalcó Murallat. Pero antes hay que recuperar fuerzas y probar platos típicos como los cargols a la llauna y la coca de recapte, maridados con productos de la tierra como el aceite de les Garrigues y los vinos de la D. O. Costers del Segre. Terres de l’Ebre: paraíso cicloturista entre mar y montaña Si continúas hacia el sur, el paisaje cambia completamente. En las Terres de l’Ebre, las montañas del Parque Natural dels Ports se combinan con el mar Mediterráneo, donde desemboca el río Ebro y forma el Delta de l’Ebre. Este último es el hábitat acuático más extenso de Cataluña y acoge un ecosistema rico y variado. Una de las rutas más populares en las Terres de l’Ebre es la Vía Verde de la Val de Zafán, que baja desde Arnes hasta Tortosa y se puede prolongar hasta el Delta. Es un recorrido seguro que pasa por antiguos túneles ferroviarios, viaductos y paisajes espectaculares, perfecto para familias y ciclistas amateurs. La llegada al Parque Natural del Delta de l’Ebre te situará en un escenario único donde encontrarás rutas llanas entre arrozales, lagunas y miradores de aves. Los ciclistas amateurs también pueden optar por rutas alrededor de la sierra de Cardó o por caminos entre pueblos con historia como Miravet, con su castillo templario sobre el río, y Benifallet, conocido por sus cuevas y la gastronomía fluvial. Para los más exigentes, la subida al Monte Caro (1.441 m), techo del macizo, supone un auténtico reto deportivo con rampas duras, pero vistas espectaculares sobre el Delta. Las carreteras que atraviesan los Ports de Tortosa-Beseit son otra buena opción si buscas dificultad, ya que ofrecen curvas y desniveles que rivalizan con los puertos pirenaicos. Completa tu viaje con la gastronomía y el patrimonio de la zona. El arroz del Delta, los mejillones y las ostras del Fangar, el suquet de peix o las anguilas del Ebro son solo algunas propuestas de esta cocina con tanta personalidad. Después de disfrutarla, detente en Tortosa y disfruta de su catedral gótica y del castillo de la Suda, o acércate a conocer pueblos de costa como l’Ametlla de Mar o l’Ampolla, con el encanto de la vida marinera. Un territorio de contrastes Pedalear por las Terres de Lleida y las Terres de l’Ebre es descubrir dos caras complementarias de Cataluña: la calma de las llanuras, la inmensidad de los arrozales y el silencio de los caminos frente a la energía de los ríos y la fauna, la dureza de los puertos y la alegría de la cultura local. Sea cual sea tu manera de disfrutar de la bicicleta, aquí encontrarás una ruta hecha a medida.