El Empordà tiene una larga tradición en el cultivo del olivo, que fue iniciada por los griegos cuando llegaron en el siglo VI a. C. y fundaron las colonias de Empúries y Roses, posteriores enclaves comerciales de gran dinamismo. Esta tradición fue mantenida por los romanos y los monjes benedictinos hasta llegar a la extensión y la calidad de la producción actual, con más de dos mil hectáreas de olivos.Su calidad está asegurada por la Denominación de Origen, creada en 2008. Los municipios que la componen son los pertenecientes a las dos comarcas ampurdanesas, así como algunos del Gironès y del Pla de l'Estany.El aceite del Empordà se caracteriza por su aspecto claro, limpio y transparente, ofreciendo un sabor y sensación diferentes en función del fruto que lo ha producido. Su singularidad viene dada por las siguientes variedades: argudell, corivell, verdial (ley de Cadaqués) y arbequina, introducida a finales del siglo XX.La producción de olivas se encuentra influenciada por la Tramuntana, cuya fuerza obliga a menudo a cogerlas cuando aún están verdes, hacia el principio del invierno. La cosecha se hace de manera artesanal y, una vez hecha, las aceitunas se trasladan al "trull", donde se obtiene el aceite por procedimientos mecánicos, en condiciones que eviten las alteraciones y preserven las propiedades. Su calidad aconseja el consumo en crudo, con pan con tomate o en ensaladas, pero también es muy apto para todo tipo de platos cocinados.