Fundada en la tradición de campesinos, ganaderos y marineros, la gastronomía de Cataluña se ha basado en la autosuficiencia, el aprovechamiento, la fidelidad estricta al calendario y una despensa vasta y rica, fruto de la diversidad de paisajes que nos rodean. Saborear sus platos es entender una historia apasionante, donde los productos, las recetas y las tradiciones resuenan con voces del pasado. Conforman hoy una gastronomía rica, compleja y reconocida internacionalmente. El resultado es un recetario generoso que se expresa en todas las cocinas posibles. Los orígenes gastronómicos de Cataluña Para poder conocer sus orígenes hay que remontarse a la época prerromana, donde las tribus íberas introdujeron el cultivo de los cereales, la cultura recolectora y el gusto por la cerveza. Con la llegada de fenicios, griegos y romanos, la gastronomía local incorporó elementos como el trigo, el pan, los garbanzos, la carne de conejo, el pescado azul, las ostras, la pesca y el aceite de oliva. También introdujeron técnicas de uso de la sal para conservar la carne o el pescado. Estas influencias establecieron las bases de una cocina sofisticada que se enriqueció con aportaciones árabes, como el arroz, la pasta y diversos ingredientes vegetales y frutos secos. A lo largo de la Edad Media, la cocina catalana empezó a integrar una dieta basada en legumbres y hortalizas. No faltaban las aves de corral ni la caza, ni los dulces elaborados con frutos locales. La pujanza de la Corona aragonesa y la conquista por el Mediterráneo impulsaron la gastronomía local, haciendo que los hostales y fondas se convirtieran en centros de renombre. La cocina catalana vivió su época dorada. Lo demuestran los recetarios del Sent Soví y el Llibre del Coch, que recogen las primeras recetas catalanas que hoy son fundamentales en nuestra cocina. De aquí obtenemos el uso de la cebolla y la almendra como base de muchas salsas y la presencia de la canela y otros condimentos, que permiten conjunciones de dulce y salado. También son de este período las picades y el sofrito, la base de cualquier plato de cocina actual. La influencia gastronómica del Nuevo Mundo A partir del siglo XVI, con el descubrimiento de América, nos llegan nuevos ingredientes como el maíz, el cacao, la patata, el cacahuete y el tomate. Se empieza a apreciar un cambio de color y de sabor en la cocina catalana. A lo largo de los siglos, la mezcla de influencias y el eclecticismo dieron forma a una rica tradición culinaria. Establecimientos como fondas y tabernas se convierten en el centro de la restauración pública, popularizando platos icónicos como el lomo con judías, el capipota o el bacalao a la llauna. La innovación gastronómica del siglo xx A principios del siglo xx la influencia de cocineros italianos y franceses populariza platos como los canelones y revitaliza el recetario local. El resultado es una escena gastronómica vibrante y activa, que corresponde a la vida bohemia y artística de la Renaixença y el Modernismo. Es el momento de la explosión gastronómica de Barcelona. Aparecen establecimientos emblemáticos como Els Quatre Gats y La Maison Dorée, mientras que las tabernas y bodegas del Barrio Chino hacen crecer la leyenda de Barcelona como ciudad festiva y nocturna. Ignasi Domènech y Ferran Agulló glosan la cocina tradicional que vendrá, truncada por el estallido de la Guerra Civil y la oscuridad de la dictadura. La democracia trajo una nueva ola de preservación e innovación gastronómica. Cocineros como Santi Santamaria, Ferran Adrià, los hermanos Roca y Carme Ruscalleda convirtieron Cataluña en referente de la alta cocina internacional y un destino gastronómico de primer orden. Una nueva generación de cocineros y cocineras talentosos mantiene hoy esta tradición, defendiendo el patrimonio culinario catalán con creatividad y pasión. Cocinas diversas para explorar Toda esta herencia y tradición, combinada con el paisaje, se expresa en cocinas diversas. Es una cocina de origen, con alma, que se expresa tanto en las barracas de los pescadores hasta los refugios de montaña, pasando por la alta cocina de Barcelona o las casas rurales. Es hora de explorarlas. Abierta al mar Mediterráneo, encontramos el recetario de la cocina marinera. La herencia de pescadores y marineros nos ha dado platos de rancho, suquets y calderetas nacidas en las barcas, como el cimitomba, la zarzuela, los rossejats y la amplísima variedad de arroces —secos, caldosos, de langosta y bogavante, de gamba, de mar y montaña, de pescado de roca, a banda, de pulpo, etc.— o el pescado fresco de lonja, hecho al horno o a la plancha, maridado con un vino blanco de la DO Empordà, Alella o Tarragona. La presencia imponente de los Pirineos de Cataluña ha condicionado la aparición de una cocina potente e inspirada por la necesidad, la dureza del clima y la severidad de una geografía pura y mineral. Es la cocina de montaña, basada en la autosuficiencia y el aprovechamiento. Las setas, la caza, los panes de hígado, los quesos, las sopas, las escudellas y las calderetas acompañan un repertorio inacabable de embutidos de cerdo y de cordero. Nacida del ingenio y la necesidad, sobresale la cocina rural. Una cocina compleja y barroca, de sabores profundos, que guarda la esencia de nuestra cultura gastronómica. El paisaje se ha convertido en una despensa privilegiada donde puedes encontrar todos los sabores del cerdo, las aves de corral, las codornices, el conejo con caracoles, los trumfos con setas y costilla, bacalao con samfaina, pies de cerdo rellenos, etc. Acompáñala de un buen vino tinto. En Barcelona se vive intensamente y eso se refleja en su gastronomía. Disfruta de un buen plato de forquilla para desayunar en alguno de los mercados municipales o saborea la tarde en buena compañía en una terraza, tomando unas tapas y una cerveza artesana. Por la noche, cena en un buen restaurante o alimenta los sueños con un buen cóctel antes de que la noche despegue. Cada momento es una oportunidad para celebrar la vida. Ven y vive la cocina de Barcelona. El paraíso de los amantes del vino Cataluña es un país hecho a medida de todos los viajeros y el paraíso para los amantes del vino. Puedes encontrar espumosos, dulces, rancios, de guarda, de paraje, de mesa y de cooperativa. Según el tiempo de fermentación, los encontrarás jóvenes y de largas crianzas, vinos informales y otros para degustar con calma. El resultado es una variedad de vinos que maridan con el conjunto de cocinas diversas. La cocina catalana, con su rica historia y diversidad de sabores, es una auténtica expresión de nuestra cultura y tradición. Ven a Cataluña, donde cada plato y cada copa te conectan con la esencia de nuestra tierra.