La clementina es, de hecho, un fruto híbrido, resultado de la combinación de un naranjo y un mandarino. Fue descubierta por el padre Climent (de aquí su nombre) en un pueblo de Argelia a finales del siglo XIX.Se caracteriza por ser muy sabrosa y por tardar mucho en madurar. Tiene la piel fina, de un color naranja muy intenso, con una dureza propia, y no tiene semillas. Es muy jugosa y especialmente dulce.Las variedades más importantes de clementina que se cultivan en el Delta son la clementina fina, la hernandina y la clemenula. Actualmente esta última es la de mayor producción. Se puede encontrar envasada en cajas o bandejas en mercados de la zona, de enero a mayo y de octubre a diciembre.La clementina aporta menos cantidad de vitamina C que otros cítricos, pero sigue siendo una fuente excelente por su poder antiinfeccioso y antioxidante, ya que contiene también una proporción elevada de carotenoides. Para los deportistas, constituye una buena alternativa para recuperar los minerales y los líquidos perdidos después de la actividad física y minimiza el riesgo de lesiones.Además de comerlas y de hacer zumos con ellas, la cocina catalana moderna ha incorporado la clementina a platos como el carpaccio de atún con clementina y trufa.A principios de octubre tiene lugar la Fira de la Clementina en el pueblo de Bítem, donde se puede probar este producto y descubrir todas sus posibilidades.