La cultura vitivinícola de Cataluña y la arquitectura modernista de principios del siglo XX se dan la mano en las llamadas Catedrales del Vino. Si eres de los que disfruta del enoturismo visitando viñedos y probando vinos y cavas, en el sur de Cataluña encontrarás estos edificios que cuentan con el valor añadido de su relevancia patrimonial.Orgullo del pasado y presente rural catalán, la mayor parte de estos edificios se construyó entre 1910 y 1925 y se encuentran sobre todo en el interior de la Costa Daurada y de las Terres de l’Ebre. Son las bodegas cooperativas que se crearon en muchas poblaciones de la Conca de Barberà, el Alt Camp, el Priorat y la Terra Alta. Su majestuosidad, tanto en el exterior como en el interior, impresiona todavía hoy en día. Fue Àngel Guimerà, uno de los dramaturgos más importantes de la literatura catalana, quien bautizó como Catedral del Vino a la bodega de L’Espluga de Francolí. A partir de aquí, esta denominación se aplicó a los edificios que cumplían la misma función y que se construyeron siguiendo las directrices de un estilo muy concreto.¿Qué son las Catedrales del Vino? Un patrimonio único en el mundoLas Catedrales del Vino son antiguas bodegas cooperativas construidas a principios del siglo XX en varias comarcas del sur de Cataluña. Son un ejemplo excepcional de arquitectura modernista aplicada al mundo rural y vitivinícola en un contexto muy concreto: nacieron a raíz de la crisis del campo catalán, el crecimiento del cooperativismo agrario y la influencia del modernismo en la arquitectura. El resultado fue la creación de bodegas monumentales, con formas inspiradas en templos religiosos, que hoy se consideran auténticas obras de arte.Muchos de estos edificios son obra de arquitectos destacados cómo Cèsar Martinell, discípulo de Gaudí, o Pere Domènech i Roura. Destacan por sus arcos parabólicos de ladrillo, el uso funcional de materiales sencillos como la cerámica y el ladrillo, y por integrarse armónicamente en el paisaje rural.El término “Catedrales del Vino” se utiliza para describir estas bodegas monumentales por su aspecto majestuoso y simbólico. Se atribuye habitualmente a Àngel Guimerà, a pesar de que otras voces apuntan a figuras como Josep Maria de Sagarra o el arquitecto Cèsar Martinell como posibles creadores o difusores del término.Las Catedrales del Vino en la Terra Alta: autenticidad entre viñedos Más de veinte bodegas se pueden considerar Catedrales del Vino y, entre estas, se hace difícil escoger cuáles son los más espectaculares. Pero si tenemos que hacer una selección, seguro que las bodegas de Gandesa y Pinell de Brai estarían entre las elegidas. Obra, en los dos casos, de Cèsar Martinell, se construyeron de manera casi simultánea. Para muchas personas, la del Pinell de Brai es la Catedral del Vino por excelencia. Con una planta muy similar a la de una basílica cristiana, su imagen majestuosa destaca en este pequeño pueblecito de la Terra Alta. Se trata de una de las obras maestras de la arquitectura agrícola catalana, como también lo es la bodega y almazara de Gandesa, que presenta un diseño más singular y atrevido. Aunque encontrarás muchos más atractivos, visitar estas dos bodegas ya supone un argumento de peso para hacer una pequeña escapada a la Terra Alta, la comarca más meridional de la zona vitivinícola catalana y que cuenta con una denominación de origen propia. Degusta los vinos de estas tierras y quédate maravillado con dos de las obras culminantes de Martinell. El Priorat y sus Catedrales del Vino: entre piedra y paisaje Hablar del Priorat es hacerlo también de la tradición vitivinícola de nuestra tierra. Comarca agraria por excelencia, es uno de los destinos más populares entre los ‘wine lovers’ y en su territorio conviven dos denominaciones de origen, la DO Montsant y la DOQ Priorat. Si te gusta el vino, el Priorat tiene muchas cosas para ofrecerte. Dentro del Priorat, la Bodega Cooperativa Falset-Marçà es, sin duda, el centro neurálgico de este mundo. De nuevo, estarás ante una obra de Cèsar Martinell que, en este caso, diseñó un edificio de clara inspiración medieval. Lo verás en su fachada, que quizás te recuerda a la de un castillo. En el interior, destacan las tinas de grandes dimensiones donde se hicieron los primeros vinos de la cooperativa. Además, aquí encontrarás que el espacio todavía hierve de actividad. Acercarte a Falset te permitirá descubrir de primera mano cómo es el proceso de elaboración del vino en uno de los lugares con una tradición vitivinícola más arraigada. Otra opción es ir a Cornudella de Montsant. En su bodega se puede ver el esplendor de la mejor época del modernismo. De nuevo, el ladrillo es el material protagonista en este edificio que todavía está plenamente activo. Los mejores vinos de la DO Montsant, elaborados con variedades de uva autóctonas, los encontrarás aquí. Bodegas monumentales al lado de la Costa Daurada La otra zona donde podrás encontrar estos edificios bautizados como Catedrales del Vino es el interior de la Costa Daurada. En la Conca de Barberà y el Alt Camp podrás visitar muchos ejemplos de estas bodegas de inspiración modernista que todavía hoy nos dejan boquiabiertos. Una de las paradas obligadas la tienes en la bodega de L’Espluga de Francolí, la ‘primera’ Catedral del Vino. Destaca su nave con arcos parabólicos. Es obra del arquitecto Pere Domènech i Roura y, creado en 1913, este espacio fue pionero en la unión entre cooperativismo y modernismo. En la Conca de Barberà también te recomendamos las bodegas cooperativas de Barberà de la Conca y de Rocafort de Queralt, obra de Martinell. De hecho, puedes hacer una ruta para visitar estos tres templos del vino en una misma jornada y aprovechar para probar los vinos de la DO Conca de Barberà y degustar la gastronomía de la zona, donde destaca la coca de recapte. Finalmente, no nos queremos olvidar del mejor ejemplo de estas Catedrales del Vino en el Alt Camp: la Vinícola de Nulles. La monumentalidad de su fachada nos invita a descubrir este espacio donde todavía hoy se elabora vino y donde encontraremos una pequeña tienda con productos de la zona. Además, Nulles se sitúa en la Ruta del Cister y en pleno territorio de calçotades. Esto se traduce en varias propuestas para los visitantes que te permitirán combinar la cata de vinos con la cultura y la buena gastronomía. Hoy en día, las Catedrales del Vino son auténticos templos de la cultura vitivinícola. Aquí se mezcla la tradición rural y agrícola del sur de Cataluña con atractivos patrimoniales a la altura de las mejores obras del modernismo. Si nos vienes a visitar, no tienes que dejar pasar la ocasión de sumergirte en la Cataluña más rural a través de la cultura del vino y la espectacularidad de este estilo arquitectónico.