Catalunya es una tierra con una gran tradición de iniciativas industriales y empresariales; ostenta un rol de liderazgo dentro del Estado español y se convierte en uno de los grandes motores económicos del sur de Europa. Los catalanes apuestan por el progreso. Se trata de una región con una rica red de pequeñas y medianas empresas, tanto en el sector industrial como en el de servicios. La tradición emprendedora viene de lejos y ha modelado la economía, la sociedad y la cultura de la Cataluña actual. La evolución económica, cultural y social ha dejado una fuerte impronta de arte y patrimonio dentro del territorio catalán. Destacamos fábricas o colonias industriales, colonias industriales, celleres y fincas vitivinícolas, obras de gran envergadura y un abanico notable de patrimonio asociado al emprendimiento catalán. Todas estas opciones te permitirán experimentar sensaciones y conocer de primera mano la evolución de los procesos industriales de un territorio que también es rico en artesanía y oficios tradicionales, perfectamente adaptados a los avances más modernos. Fruto de este espíritu emprendedor, surgieron corrientes artísticas tan relevantes como el modernismo, un movimiento muy ligado a la revolución industrial. Empresarios mecenas financiaron las obras arquitectónicas de Antoni Gaudí o Josep Puig i Cadafalch. Sus creaciones son hoy actuales reclamos turísticos y explican el espíritu renovador y transformador catalán. Todo este legado ha servido también para impulsar la industria del turismo. Este sector recoge toda esta tradición innovadora para garantizar un servicio de máxima calidad y ofrecer al visitante actividades y experiencias únicas. La apuesta eco-friendly de poner en valor el patrimonio y la economía local es el sello actual del sector turístico catalán. El resultado final de la emprendeduría catalana es un tejido diverso y complementario que permite adentrarse en el territorio. Es una impronta esencial del carácter catalán, presente tanto en grandes ciudades como en pueblos e, incluso, en zonas rurales. Es un cordón que liga el pasado de Cataluña con el presente, y con un futuro brillante marcado por la innovación constante, como ponen de manifiesto por ejemplo los numerosos hubs tecnológicos internacionales instalados en el territorio.