En el sudeste de los Pirineos de Cataluña, rodeada de volcanes y profundos valles, se encuentra Garrotxa. La naturaleza singular es uno de los atractivos de esta comarca de la provincia de Girona, ya que aquí se encuentra el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, el paisaje volcánico más importante de la península y uno de los más interesantes de Europa. Cuenta con 40 volcanes, 13 de los cuales se encuentran en el municipio de Santa Pau. Entre estos conos volcánicos destaca el Croscat, uno de los más espectaculares. Es el más joven y se caracteriza por su singular cráter en forma de herradura. La Zona Volcánica de La Garrotxa está formada por extensos bosques, cuevas, cumbres, pozas y una tierra del color cobrizo de la lava. El senderismo y el cicloturismo son dos de las actividades más practicadas en la zona, con numerosos itinerarios para hacer a pie o en BTT que recorren la Fageda d’en Jordà y llegan al volcán de Santa Margarida. En mayo se celebra el Garrotxa Volcanic Walking, una ruta a pie entre coladas de lava, valles y cumbres acompañado de un guía local que te explica las curiosidades y especies animales y vegetales de la zona. Un hotel saludable, sostenible y volcánico Cerca del pueblo de Sant Aniol de Finestres y rodeado de bosques, se encuentra Can Buch. Esta antigua masía reconvertida en un paraíso de paz, naturaleza y salud por su fundador, Gerard Bofill, es un alojamiento muy especial, reformado para reconectar con la naturaleza y la vida saludable. Este proyecto, impulsado por la Agencia Catalana de Turismo y documentado por National Geographic Creative Works, propone soluciones innovadoras en materia de turismo sostenible, consciente y regenerativo. El color verde de la naturaleza salvaje y una tierra volcánica y fértil son los ingredientes indispensables de este proyecto nacido del corazón de su creador. Un hotel pequeño, cien por cien sostenible que funciona con energías renovables. En su restaurante de cocina de autor saboreas la cocina volcánica con productos ecológicos y de alta calidad de la finca. En el hotel elaboran su propio pan, cerveza, mermeladas e infusiones. El canto de los pájaros será la banda sonora de tu estancia en Can Buch, solo rota por el rumor de los árboles cuando hace un poco de viento. Aquí hay tiempo para meditar, practicar el yoga, vivir la vida sin prisa e incluso aprender a girar bien una ensalada a la hora de cogerla del huerto (tiene su técnica). También puedes caminar por su entorno natural repleto de ermitas, pequeñas iglesias y santuarios.