Ingredientes Para 4 personas: 1 kilo de calçots Salvitxada o salsa romesco Utensilios necesarios: parrilla Tiempo de preparación: 15 minutos Dificultad: fácil Sobre los calçots Comer calçots es una de las experiencias más auténticas que puedes vivir para disfrutar de la gastronomía tradicional catalana. Se trata de una cebolla dulce con el bulbo bastante más estrecho y que se cultiva siguiendo prácticas tradicionales. De hecho, su producción se hace casi toda de manera manual y durante buena parte del año. La temporada de calçots va de noviembre a abril, pero los mejores meses para comerlos son enero, febrero y marzo. Las posibilidades de este producto en la cocina son muy variadas, pero los calçots a la brasa son el plato estrella. Las populares calçotades son todo un acontecimiento social que durante los meses de invierno reúnen a familias, amigos o compañeros de trabajo. Son encuentros para compartir momentos alrededor de este plato tan popular. Pasos a seguir Preparar calçots a la brasa es muy sencillo, pero debes tener en cuenta algunos pequeños detalles para obtener la cocción perfecta. Primero, fíjate en el tamaño de las cebollas para conseguir que se cocinen de manera uniforme. Por ejemplo, la Indicación Geográfica Protegida Calçot de Valls, distintivo de calidad avalado por la Unión Europea, establece que la parte blanca del calçot debe tener entre 15 y 25 centímetros de largo y hacer de diámetro entre 1,7 y 2,5 centímetros a 5 centímetros de la raíz. Pero la clave principal se encuentra en el fuego. Los calçots se cocinan a la barbacoa y se hacen con llama viva. Colócalos sobre una parrilla uno junto al otro. Pasados entre 5 y 7 minutos, dale la vuelta a la parrilla para cocer la parte que no ha sido expuesta a las llamas. Después de un cuarto de hora, los calçots ya tendrían que estar cocidos. Para asegurarte de ello, verás que las cebollas empiezan a ‘sudar’, lo cual significa que ya las puedes sacar del fuego. La capa exterior tiene que quedar completamente quemada, de forma que la tendrás que sacar para comerte el resto. Antes de hacerlo, sin embargo, te recomendamos envolver los calçots en papel de periódico durante unos minutos para que mantengan el calor. Los calçots se comen directamente con salvitxada o salsa de romesco. La brasa del fuego donde los hemos cocinado se acostumbra a aprovechar para hacer carne y tostar pan. Si te sobran calçots, siempre los podrás aprovechar para hacer otros platos, como tortillas o croquetas. Además, si no tienes espacio para hacer una barbacoa, también los puedes cocinar al horno. Presentación del plato y guarniciones recomendadas Comer calçots no tiene ningún misterio. Se acostumbran a servir directamente en el papel de periódico donde se han envuelto o en un plato grande. En muchos restaurantes también te los sirven en una teja, porque ayuda a mantener el calor. Coge la cebolla por la punta de las hojas y estira la otra para retirar la capa más quemada. Después, moja el calçot en la salsa y cómetelo directamente, elevándolo por encima de la boca. Es un gesto sencillo que se ha convertido en todo un ritual. Vive la experiencia más auténtica de nuestra cocina en contacto con la tierra y en buena compañía. Otras recetas relacionadas que puedes preparar Salsa romesco Escalivada