La salida del Tour de France 2026 desde Barcelona es mucho más que el inicio de una competición deportiva: es una oportunidad para descubrir la ciudad a través de sus rincones más icónicos. Desde la tradición marítima y el espíritu olímpico hasta el corazón modernista del Eixample y la llegada majestuosa a Montjuïc, esta etapa permite recorrer una ciudad llena de historia, cultura y creatividad. Una Barcelona que combina arquitectura única, vida urbana vibrante, naturaleza y gastronomía mediterránea —y que, una vez más, se presenta al mundo como una ciudad que vale mucho más que una sola visita. Mar y legado olímpico La salida oficial del Tour de France tendrá lugar en el Parc del Fòrum. Este espacio, con el mar como telón de fondo, simboliza la Barcelona de la nueva generación: innovadora, con proyección internacional y visión de futuro. Este escenario de arquitectura vanguardista y espacios abiertos se combina con la proximidad del mar y la vida de barrio. La ruta ciclista avanza hacia el Port Olímpic, construido con motivo de los Juegos Olímpicos de 1992 y renovado en 2024. Esta área de más de 20.000 m² combina ahora amplias zonas para el paseo, el deporte y el ocio. Conviven la náutica popular, la economía azul, la gastronomía mediterránea y la cultura y el entretenimiento. Pasear por el muelle, entre veleros y esculturas, permite sentir el pulso de la ciudad desde otra perspectiva. ¿Y qué mejor que hacerlo con una copa de vino blanco o un vermut mientras degustas un arroz marinero o marisco fresco en los restaurantes que salpican el frente marítimo? Esta es la Barcelona marinera: un estilo de vida que invita a detenerse y disfrutar. El alma modernista de la ciudad Una vez dentro del Eixample, el paisaje urbano se transforma en una galería al aire libre. El trazado pasa por algunas de las fachadas más emblemáticas del modernismo catalán. La Sagrada Família es uno de los iconos más reconocidos de la arquitectura mundial y un símbolo identitario de Barcelona. Diseñada por Antoni Gaudí y aún en construcción, promete convertirse en la iglesia más alta del mundo con 172,5 metros. En 2026 la ciudad celebra el Año Gaudí para conmemorar el centenario de la muerte del arquitecto, así que es la ocasión perfecta para explorar su legado. Cerca se puede visitar también el Recinte Modernista de Sant Pau, otra maravilla de la arquitectura que, además, será uno de los escenarios de las presentaciones de los equipos que participarán en el Tour de France. El siguiente será uno de los tramos más elegantes del recorrido. El Passeig de Gràcia fue el epicentro de la burguesía barcelonesa a finales del siglo XIX, y actualmente su combinación de comercios de lujo y edificios modernistas es una manifestación de la elegancia y la creatividad barcelonesa. Obras maestras de Gaudí como la Casa Batlló y la Casa Milà (La Pedrera) —ambas declaradas Patrimonio Mundial por la UNESCO— comparten protagonismo con otras joyas modernistas como la Casa Amatller o la Casa Lleó Morera, de Josep Puig i Cadafalch y Lluís Domènech i Montaner respectivamente: dos exponentes más del modernismo catalán. Con este impresionante patrimonio, no es de extrañar que Barcelona haya sido escogida Capital Mundial de la Arquitectura 2026 por la UNESCO-UIA. Montjuïc: la llegada entre historia, naturaleza y deporte Tras cruzar el corazón vibrante de Barcelona, la carrera asciende hacia uno de sus escenarios más emblemáticos: la montaña de Montjuïc. La monumental Plaza Espanya, con sus fuentes, columnas y el imponente Palau Nacional al fondo, actúa como puerta de entrada a la montaña. Es uno de los grandes puntos de acceso al legado cultural y deportivo de la ciudad. Montjuïc está llena de contrastes: jardines tranquilos, equipamientos olímpicos, museos de primer orden y miradores privilegiados sobre el mar y la ciudad. La llegada al Estadi Olímpic Lluís Companys —que acogió las ceremonias de los Juegos Olímpicos de 1992— pone el punto final a esta contrarreloj inicial del Tour con una gran carga simbólica: el deporte como eje de unión entre culturas, generaciones y paisajes. Pero Montjuïc es mucho más que deporte. Aquí se encuentran el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), con una colección excepcional de arte románico y modernista; la Fundació Joan Miró, dedicada a la obra de uno de los artistas catalanes más universales; y espacios como el Jardín Botánico o los Jardines de Laribal, que ofrecen rincones de paz en medio de la naturaleza. Montjuïc es también un mirador: desde el Castillo de Montjuïc, en lo alto, se puede contemplar una panorámica espectacular que une el perfil urbano con el azul del Mediterráneo. Es un lugar para pasear sin prisas y redescubrir la memoria de la ciudad. Una puerta para descubrir Catalunya Esta primera etapa no solo celebra la velocidad y la emoción deportiva, sino que abre la ventana a todo lo que Catalunya ofrece: diversidad de paisajes, cultura viva, gastronomía autóctona y una gran riqueza patrimonial. Desde el litoral mediterráneo hasta los Pirineos, pasando por vinos del Priorat o pueblos medievales del Empordà, el Tour de France será la excusa perfecta para descubrir un territorio lleno de vida.