Son bien conocidos algunos dulces tradicionales, como las almendras garrapiñadas (cubiertas de azúcar quemado), el turrón y los "panellets". También ciertas bebidas, como las ratafías, los almendrados y la leche o la horchata de almendra, que hacen las delicias de los más golosos.Como queda claro, pues, la almendra, esta semilla comestible del fruto del almendro dulce, de color blanco brillante y envuelta en una cubierta marrón rojizo, se puede comer de muchas maneras: cruda, salada, frita o tostada.Ya en la cocina medieval se hacía en Cataluña leche o sopa de almendras, y no era extraño tomarla en los postres, sobre todo entre gente de campo o entre pescadores.El almendro florece en invierno y los frutos se recogen en torno al mes de septiembre, aunque hay variedades más tempranas que se cosechan en agosto. La producción de almendra se concentra en Lleida y Tarragona. En la comarca del Bages, también tierra de frutos secos, se prepara un dulce típico conocido como "ametlles de la llum", y en Banyoles, otro muy curioso, los "poquibons".En el Priorat crece una variedad específica llamada "rofa", y aquí, además, la almendra se vincula a la práctica del agroturismo. Las rutas se abren de agosto a septiembre y permiten ver, e incluso participar, en la cosecha y el secado.También hay almendras amargas. Estas no se consumen como frutos secos, pero de ellas se obtienen aceites o esencias que se usan en perfumería y cosmética, y también como condimento en algunos platos.