En Cataluña solamente se cultiva en dos comarcas, Garrotxa y Pla de l'Estany, por su clima muy particular de veranos lluviosos y por la riqueza mineral del suelo volcánico. Esta planta de regadío crece en verano. En estas comarcas es un cultivo tradicional y típico que tiene variedades propias, denominadas "pota de gall" (pata de gallo) y "arrancada". Es una planta de 30 a 80 cm de altura con hojas con forma de flecha y flores hermafroditas, blancas o rocíos dispuestos en un racimo corto. El grano tiene una forma piramidal, de color gris negruzco, de 2 a 3 mm de longitud y con una textura harinosa.Antiguamente se utilizaba como pienso para el ganado y también para hacer harina para el pan en épocas de carestía. Hoy, sin embargo, es un fruto especialmente popular entre los vegetarianos por su altísimo contenido nutritivo. Tiene gran importancia en la cocina volcánica, propia de la Garrotxa. Lo demuestra la variedad de platos elaborados con alforfón, como por ejemplo "cruixent de fajol" con espuma de ratafía, "escudella de fajol" con setas y butifarra negra, o "crustillons de fajol" con crema catalana.Con el alforfón se elaboran también unos postres típicos, las "farinetes" (gachas) de "fajol" harina de alforfón frita en rebanadas y recubiertas con azúcar o miel.En la ciudad de Olot se celebra a mediados de febrero una feria dedicada al alforfón, con demostraciones del arte de batir, ventear y moler el alforfón, y una degustación de platos elaborados con este fruto.