En tierra de volcanes en familia

Al sur de los Pirineos catalanes, la Garrotxa es un territorio que cuenta con todos los ingredientes para convertir una salida familiar en una aventura en plena naturaleza. Imagínate dos días intensos entre volcanes, valles profundos y bosques de cuentos de hadas muy cerca de la Costa Brava.

Proponemos un maratón de actividades al aire libre: un recorrido por la Vall d'en Bas, el Parque Natural de la Zona Volcánica y les Preses, para disfrutar de un paisaje peculiar y aprender cómo es la vida en el campo.

DÍA 1

A la granja lechera en un tren con ruedas
El día empieza con una salida a bordo del tren turístico Tricu Tricu. Esta empresa gestiona salidas para grupos de mínimo treinta personas, en un tren sobre ruedas que lleva de excursión por Sant Joan les Fonts, varios pueblos de la Vall d'en Bas y de la Vall de Bianya. En este caso, proponemos hacer la salida a la granja lechera de Ato Natura.

Se sale desde els Hostalets d'en Bas. Durante el recorrido, un guía explica todo lo que se encuentra por el camino: animales, pueblecitos medievales, riachuelos... Los niños solo tienen que tener los ojos muy abiertos. Cómodamente instalados, se atraviesa el valle cruzando el río Fluvià, pasando al lado del Puigsacalm, de 1.500 metros. Al llegar a Joanetes nos espera la granja lechera. En Mas Coromina, uno vive el día a día de la granja y se ven de cerca a los animales.

Los pequeños podrán dar de comer a los terneros y ver cómo ordeñan a las vacas, acompañados por Albert e Isabel, los propietarios. Y para redondearlo, se pondrán el delantal y aprenderán a hacer yogur natural. Al final de la visita, una vez abierto el apetito, y después de la cata de leches, quesos y yogures elaborados en la granja, irán la mar de bien. Y si apetece, se puede traer algún producto a casa.

Un viaje en el tiempo entre volcanes
En el Parque Natural de la Zona Volcánica os espera otro tren, pero no uno cualquiera. El Carrilet es una reproducción del antiguo tren que iba de Olot a Girona. Bien sentados y distraídos con un paisaje volcánico único, descubriréis muchas curiosidades sobre los volcanes.

Martinyà, Pomareda, Torn... ¡aquí hay más de cuarenta conos volcánicos! El Croscat, el más grande de la península ibérica, les encantará a los niños. Este volcán fue explotado hace muchos años como cantera. Cuando estéis cerca, fijaos que tiene un corte que permite ver su estructura interna. La disposición de las diferentes capas de piedra y tierra recordará a los niños un trozo de pastel.

Allí mismo, una parada en la Fageda d'en Jordà, hará que toda la familia levante la vista. En este bosque de cuento de hadas, los árboles parece que suben hasta el cielo. Es un lugar ideal para bajar a estirar las piernas y que los niños correteen un poco o jueguen al escondite. Para hacerlo más emocionante, podéis hacer el paseo en carruaje por el interior del bosque. Estos paseos duran aproximadamente una hora y os permitirán admirar el paisaje que inspiró al poeta Joan Maragall. Vale la pena reservar plaza con antelación.

DÍA 2

Les Preses en burro catalán y por la vía verde
¿Un laberinto para explorar? Esto les sonará estupendo a los niños. Si le sumamos una excursión en burro, la emoción está garantizada. Preparaos para montar en burro y salir hacia el Parque de la Pedra Tosca. La salida se hace desde les Preses, donde se encuentra Rucs i Someres, que organiza estas rutas.

El Parque de la Pedra Tosca está formado por un laberinto de caminos, paredes secas y cabañas antiguas. Adéntrate en el silencio, vive sin prisa... Los niños verán cómo era la vida de los habitantes de la Garrotxa de hace 150 años, que con gran tenacidad intervinieron en un paisaje de gran dureza. Se esconderán en las cabañas y jugarán a buscar la salida entre encrucijadas y campos que pondrán a prueba su orientación.

Si los niños todavía quieren más movimiento, recorrer un tramo de la Vía Verde del Carrilet I es un buen plan de tarde. En la misma estación de les Preses puedes alquilar las bicicletas con sillitas y remolque para empezar la ruta. La vía verde empieza en la Zona Volcánica y llega hasta el valle del Ter y las dehesas de Salt y Girona. Una parada a la orilla del río Ter, para descansar, puede ser una buena excusa para poner los pies en remojo o buscar algún sapo con los niños.