La historia del Camino de Santiago se remonta a principios del siglo IX, cuando el ermitaño Pelayo descubre el sepulcro de Santiago el Mayor. Desde entonces el lugar donde más tarde nacería la ciudad de Santiago de Compostela, se convierte en punto de peregrinación de todo el continente europeo para venerar las reliquias del Santo. Pronto se define una ruta que une diversas vías romanas. La gran afluencia de peregrinos propicia la creación de iglesias, posadas, monasterios, hospitales y pueblos alrededor de ella.
Durante el siglo XIV decayó la peregrinación, debido principalmente a las guerras. No es hasta finales del siglo XIX cuando, tras la confirmación de la autenticidad de los restos por parte del Papa León XIII, se recupera la ruta. De todas maneras, el auténtico resurgimiento se da a finales del siglo XX, cuando se convierte en un destino para cientos de miles de peregrinos movidos tanto por motivos espirituales como turísticos, deportivos o culturales. En 1993 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La ruta más conocida y también la más transitada es la denominada Camino Francés, que entra en España por Roncesvalles y Somport, en los Pirineos, y llega a Santiago de Compostela atravesando las comunidades autónomas de Aragón, Navarra, La Rioja y Castilla y León.
En Catalunya el culto a Santiago (Sant Jaume en catalán) ha tenido desde siempre mucha importancia. En la ciudad de Lleida, por ejemplo, la tradición dice que fue este apóstol quien evangelizó la ciudad, y que en una oscura noche se clavó un pincho en el pie y los ángeles bajaron del cielo con fanales para ayudarle a sacársela. De esta leyenda nace la procesión de los Fanales, que se celebra la noche del 24 de julio, vigilia de Sant Jaume. En ella los niños salen en procesión por las calles con fanales que acompañan la imagen del apóstol.
Históricamente han sido muchos los peregrinos catalanes que acudían a Santiago de Compostela, así como los europeos que, con el mismo destino, entraban a la península Ibérica por los Pirineos catalanes. Pero se utilizaban diferentes itinerarios y nunca se acabó de configurar una ruta principal, de manera que tampoco se creó una red de infraestructuras para atender a los peregrinos. Además, la Reconquista no terminó en Catalunya hasta la segunda mitad del siglo XII, así que el camino por los Pirineos occidentales, si bien resultaba algo más dificultoso, era más seguro.
Aquellos europeos que optaban por la ruta catalana solían hacer el siguiente itinerario: Narbona, Perpinyà, Camprodon, Ripoll, Vic, Sant Cugat, del Vallès, Montserrat, Cervera y Lleida, desde donde seguían por Zaragoza para llegar a Logroño y enlazar con la ruta del Camino Francés.
Ante la dispersión de caminos existente en Catalunya, en el año 1992 se decide crear el Camí de Sant Jaume a Catalunya, que parte del monasterio de Montserrat y llega hasta la población de Alcarràs, situada entre las ciudades de Lleida y Fraga, esta segunda ya en la Comunidad de Aragón. Desde ese punto la ruta atraviesa Aragón y llega hasta Logroño. La ruta que va desde el monasterio hasta la ciudad de Logroño tiene unos 470 kilómetros y es conocida como la Ruta Catalana.
La recuperación de esta ruta fue una labor que llevó a cabo la Associació d’Amics del Camí de Sant Jaume de Sabadell en la década de 1980. El itinerario Montserrat-Alcarràs está señalado con los postes propios de la Direcció General de Turisme y con banderolas azules, que es el color utilizado en las rutas jacobeas de toda Europa, así como con el símbolo de la vieira, considerada la insignia de Santiago.
En el monasterio de Montserrat puede obtenerse la Credencial, un documento personal que acredita al portador como peregrino y que se otorga a las personas que hacen la ruta hasta Santiago de Compostela andando, a caballo o en bicicleta. En la Credencial se van estampando los sellos de los albergues en los que se pernocta y sirve para, una vez finalizada la ruta y si los motivos para realizarla han sido religiosos o espirituales, obtener la Compostela. La Credencial también permite acceder a los albergues de peregrinos que hay en el Camino Francés. En el Camí de Sant Jaume sólo hay, por el momento, un albergue específico para los caminantes, pero hay algunos centros de acogida y con la Credencial se pueden obtener descuentos en hostales y pensiones.
Desde Montserrat las diferentes etapas propuestas son las siguientes: Montserrat-Igualada (27,5 km), de Igualada-Cervera (37,7 km), Cervera-Castellnou de Seana (26,8 km), Castellnou de Seana-Lleida (32,5 km) y Lleida-Alcarràs (14,5 km). La ruta completa desde Montserrat hasta Santiago de Compostela es de 1.090 kilómetros.
La elección de Montserrat como inicio de la ruta fue debida tanto a su condición de destacado símbolo religioso como a su ubicación en el centro de Catalunya. La montaña es una inmensa mole rocosa de 1.236 metros, de una peculiar belleza, que recorta el cielo con sus caprichosas formas puntiagudas. En ella se encuentra el mencionado monasterio benedictino, fundado en el año 1025 por el abad Oliva y que alberga la imagen de la Mare de Deu de Montserrat, patrona de Catalunya, conocida popularmente como La Moreneta. También en la montaña se encuentra la ermita de Santa Cecilia (siglo XI).
Después de pasar por las localidades de Sant Pau de la Guàrdia y Castellolí, se llega a Igualada, una importante ciudad industrial. En ella vale la pena detenerse en la plaza Pius XII, donde se encuentra la basílica de Santa Maria (siglo XII), que combina elementos renacentistas y góticos y que aloja un bello retablo barroco. Al lado de la basílica está la farmacia Bausili, fundada en el siglo XV y todavía en funcionamiento. Ya en las afueras de Igualada se encuentra la iglesia románica de Sant Jaume Sesoliveres.
Los siguientes pueblos de la ruta son Sant Genís dels Segudelles, Jorba, que se encuentra a los pies de los restos del histórico castillo del mismo nombre; Santa Maria del Camí, Montmaneu, La Panadella y Pallerols, un lugar tranquilo donde vale la pena detenerse para visitar la iglesia de Sant Jaume (siglo XI), que alberga una imagen del apóstol, y donde puede sellarse la Credencial.
La ruta sigue por Sant Antolí i Vilanova y por la encantadora localidad de Sant Pere dels Arquells, donde bellas casas rústicas envuelven una iglesia gótica, antes de cruzar Vergós de Cervera camino de Cervera. En esta antigua ciudad amurallada es recomendable visitar la Universidad, decorada en estilo barroco, y los estrechos callejones medievales del casco antiguo, como el de las Bruixes.
Saliendo de Cervera hay un trecho de unos diez kilómetros sin cruzar ningún pueblo hasta llegar a El Talladell, ya casi a las puertas de Tàrrega. La capital de la comarca del Urgell es un importante centro comercial y de comunicaciones donde se puede visitar, en la plaza Major, la iglesia de Santa Maria de l’Alba (siglos XVII-XVIII).
Las siguientes localidades que encuentra el caminante son Vilagrassa, donde destaca el bello portal románico de su iglesia, y Anglesola, que atesora un precioso núcleo antiguo. Castellnou de Seana, El Palau d’Anglesola y Bell-lloc d’Urgell son los tres hitos siguientes antes de entrar en Lleida. La ciudad, situada a orillas del río Segre, tiene como símbolo el conjunto medieval de la Seu Vella, un templo gótico en el que destaca su alto campanario octogonal.
El siguiente pueblo del itinerario es también el último del Camí de Sant Jaume en Catalunya: Alcarràs, a apenas diez kilómetros de la frontera con Aragón.
El Camí de Sant Jaume
El Camí de Sant Jaume