Costa Brava

Marcas turísticas

El contorno escarpado de las afamadas playas y los pueblos marineros que configuran el litoral no son el único atractivo de la Costa Brava. El espectáculo de la naturaleza en el Parc dels Aiguamolls de l’Empordà y el Cap de Creus, las Illes Medes o el lago de Banyoles; el pasado medieval preservado en enclaves como Pals, el casco antiguo de Girona o el arte románico de Sant Pere de Rodes; el surrealismo de las creaciones de Salvador Dalí en el Triangle Dalinià… las comarcas del Alt Empordà, el Baix Empordà, la Selva, el Gironès y el Pla de l’Estany ofrecen al visitante todo tipo de alternativas para las vacaciones.



Playas, monasterio de Sant Pere de Rodes, Teatre-Museu Dalí de Figueres.

Compatibilizar el turismo de sol y playa con visitas puntuales a las joyas culturales de la zona.
  • Comarca: Alt Empordà, Baix Empordà, Gironès, Pla de l'Estany, Selva
  • Provincia: Girona
  • Municipio: Agullana, Aiguaviva, Albanyà, Albons, Amer, Anglès, Arbúcies, Armentera, Avinyonet de Puigventós, Banyoles, Bàscara, Begur, Bellcaire d'Empordà, Bescanó, Bisbal d'Empordà, la, Biure, Blanes, Boadella i les Escaules, Bordils, Borrassà, Breda, Brunyola, Cabanelles, Cabanes, Cadaqués, Caldes de Malavella, Calonge, Camós, Campllong, Canet d'Adri, Cantallops, Capmany, Cassà de la Selva, Castelló d'Empúries, Castell-Platja d'Aro, Cellera de Ter, Celrà, Cervià de Ter, Cistella, Colera, Colomers, Corçà, Cornellà del Terri, Crespià, Cruïlles, Monells i Sant Sadurní de l'Heura, Darnius, El Port de la Selva, Espolla, Esponellà, Far d'Empordà, Figueres, Flaçà, Fogars de la Selva, Foixà, Fontanilles, Fontcoberta, Forallac, Fornells de la Selva, Fortià, Garrigàs, Garrigoles, Garriguella, Girona, Gualta, Hostalric, Jafre, Jonquera, la, Juià, L'Escala, Lladó, Llagostera, Llambilles, Llançà, Llers, Lloret de Mar, Maçanet de Cabrenys, Maçanet de la Selva, Madremanya, Masarac, Massanes, Mollet de Peralada, Mont-ras, Navata, Ordis, Osor, Palafrugell, Palamós, Palau de Santa Eulàlia, Palau-sator, Palau-saverdera, Palol de Revardit, Pals, Parlavà, Pau, Pedret i Marzà, Pera, Peralada, Pont de Molins, Pontós, Porqueres, Portbou, Quart, Rabós, Regencós, Riells i Viabrea, Riudarenes, Riudellots de la Selva, Riumors, Roses, Rupià, Salt, Sant Andreu Salou, Sant Climent Sescebes, Sant Feliu de Buixalleu, Sant Feliu de Guíxols, Sant Gregori, Sant Hilari Sacalm, Sant Joan de Mollet, Sant Jordi Desvalls, Sant Julià de Ramis, Sant Julià del Llor i Bonmatí, Sant Llorenç de la Muga, Sant Martí de Llémena, Sant Martí Vell, Sant Miquel de Campmajor, Sant Miquel de Fluvià, Sant Mori, Sant Pere Pescador, Santa Coloma de Farners, Santa Cristina d'Aro, Santa Llogaia d'Àlguema, Sarrià de Ter, Saus, Selva de Mar, Serinyà, Serra de Daró, Sils, Siurana, Susqueda, Tallada d'Empordà, Terrades, Torrent, Torroella de Fluvià, Torroella de Montgrí, Tossa de Mar, Ullà, Ullastret, Ultramort, Vajol, Vall-llobrega, Ventalló, Verges, Vidreres, Vilabertran, Vilablareix, Viladamat, Viladasens, Vilademuls, Vilafant, Vilajuïga, Vilamacolum, Vilamalla, Vilamaniscle, Vilanant, Vila-sacra, Vilaür, Vilobí d'Onyar, Vilopriu
  • Extensión: 3612
  • Habitantes: 648086
  • Entidad promotora: Patronat de Turisme Costa Brava Girona
  • Web: http://www.costabrava.org

Situación geográfica

La marca Costa Brava se extiende por las comarcas del Alt Empordà, el Baix Empordà, la Selva, el Gironès y el Pla de l'Estany. Ocupan el extremo nororiental de Catalunya.

Clima

El clima mediterráneo de la Costa Brava se caracteriza, en general, por temperaturas templadas y suaves, con veranos secos y cálidos e inviernos de frío moderado. De todos modos, la variedad geográfica de la zona favorece la existencia de numerosos microclimas con rasgos más fríos e húmedos cuanto más alejados de la costa y elevados en altura. Así, hay que considerar lugares montañosos como la Serra de l’Albera —en el extremo norte—, Les Guilleries —en el extremo suroccidental— o Les Gavarres —en el cuadrante suroriental.

Actividades económicas

El territorio de la Costa Brava es bastante variado en lo que refiere a las actividades económicas preponderantes. Por sectores, la ganadería es seguramente el sector más ampliamente establecido en la región, por encima de la agricultura, que se extiende mayoritariamente en las zonas llanas del Empordà y la Selva. La industria ha tenido un desarrollo más reciente y es importante sobre todo alrededor de la ciudad de Girona, así como en otras poblaciones importantes del Baix Empordà y la Selva. Finalmente, destaca el turismo, que es el motor de la Costa Brava a lo largo de todo el litoral.

Analizando cada una de estas actividades, cabe señalar que la ganadería de la Costa Brava es importante especialmente por las granjas de ganado bovino dedicadas a la producción de leche. También el ganado porcino tiene una relevancia significativa. Este desarrollo ganadero ha influido bastante en la agricultura, dedicada mayoritariamente al cultivo de forraje, por encima del cereal y de otros cultivos tradicionales, como el viñedo y los olivos. La huerta y los árboles frutales también tienen un peso considerable en la agricultura gerundense.

La industrialización llegó con cierto retraso a la zona, excepto en el caso del sector del corcho, que tuvo en el Baix Empordà un lideraje mundial olvidado hace ya años. A partir de la década de 1960, las industrias proliferaron alrededor de ciudades como Girona, Banyoles o algunos puntos del Baix Empordà y la Selva.

Finalmente, el turismo es una actividad de larga tradición, como demuestra el centenario cumplido por la denominación Costa Brava. Numerosas poblaciones costeras han atraído, sobre todo a partir de finales de la década de 1950, cantidades importantes de turistas, que también se han dejado seducir por villas termales del interior como Caldes de Malavella, Sant Hilari Sacalm o Santa Coloma de Farners.

Historia

La Costa Brava ha sido un lugar poblado desde los orígenes de la humanidad, y es uno de los puntos de Catalunya donde más abundan los yacimientos de los pueblos del pasado más lejano. El paleolítico es presente por toda la región, con vestigios de especial importancia en las cuevas del Montgrí (entre 200.000 y 300.000 años de antigüedad, en el Baix Empordà) y las cuevas de Serinyà (unos 100.000 años de antigüedad, en el Pla de l’Estany). Los pobladores del neolítico también dejaron su huella en la Costa Brava, en especial en las zonas montañosas del Alt y el Baix Empordà, donde actualmente se pueden encontrar todavía en pie numerosos ejemplos de megalitos.

Los primeros colonizadores extranjeros que llegaron a la península Ibérica fueron los griegos, que fundaron dos importantes ciudades en Roses (Alt Empordà) y Empúries (Baix Empordà) a partir del siglo VI a.C. Los griegos convivieron con los pobladores ibéricos, con quienes comerciaban. El territorio de la Costa Brava se lo repartieron las tribus de los indigetes (Empordà y Pla de l’Estany) y de los ausetanos (fundadores de Girona y presentes también en la Selva). El núcleo más importante de aquella civilización es Ullastret, uno de los poblados ibéricos más destacables de Catalunya, aunque la mayor parte de las actuales poblaciones fueron fundadas en aquella época.

La segunda guerra Púnica trajo el primer ejército romano a Empúries en el año 218 a.C. y a partir de entonces la romanización fue imparable. En la Costa Brava no se fundó ninguna gran ciudad romana, aunque Girona, Blanes o las termas de Caldes de Malavella gozaron de cierto desarrollo. Lo cierto es que proliferaron mucho más las villas en los llanos, dedicadas a la agricultura.

Tras una mínima dominación árabe, el territorio de la Costa Brava pasó en el año 785 a formar parte del imperio Carolingio, repartido en tres condados dentro de la zona de frontera denominada Marca Hispánica. El condado de Girona incluía la ciudad que se convertiría en importante sede episcopal para toda la zona, así como La Selva y una parte del Baix Empordà; el condado de Empúries ocupaba buena parte del Alt y el Baix Empordà; mientras que el condado de Besalú englobaba el Pla de l’Estany y una parte del Alt Empordà.

Por un lado, el condado de Girona se integró pronto (878) con los condados de Barcelona y Osona bajo la dinastía de Guifré el Pilós, que se amplió posteriormente al resto de condados vecinos de Besalú y la Cerdanya. El condado de Empúries, por su parte, sufrió constantes desacuerdos con la casa de Barcelona, además de conflictos internos con los vizcondes de Peralada, que gozaron de una gran autonomía. La fotografía de la Costa Brava feudal se completa con la gran importancia y poder de numerosos monasterios, como el de Sant Pere de Rodes, Sant Quirc de Colera, Sant Esteve de Banyoles o Sant Feliu de Guíxols.

Toda la zona gozó de la época de prosperidad de los siglos XIII y XIV, pero también sufrió las epidemias, hambruna y sequías posteriores. Además, se vio fuertemente afectada por las guerras campesinas de los siglos XIV y XV, en especial la guerra de los Remensas.

Las libertades logradas por los remensas permitieron la construcción de masías y la recuperación agraria en todo el país, con un incremento de la población durante el siglo XVI. A pesar de todo, los problemas no desaparecieron ni mucho menos: el fenómeno del bandolerismo se generalizó y creó un clima de fuerte inseguridad. En la Costa Brava actuaban regularmente conocidos bandoleros como Rocaguinarda y Serrallonga (en los bosques de La Selva), o Josep Margarit (en el Alt Empordà). También la costa sufrió la inseguridad, en este caso por la proliferación de los ataques de piratería de los siglos XVI y XVII, que dejaron de mudos testigos numerosas torres de defensa.

La época también conllevó constantes conflictos bélicos entre la casa de Austria y Francia, que afectaron fuertemente esta zona fronteriza. De hecho, el tratado de los Pirineos (1659) movió la frontera entre ambos países hasta la cresta de la Serra de l’Albera, colocando el Alt Empordà literalmente como tierra de frontera. Pero incluso antes de aquella solución, Catalunya vivió la guerra dels Segadors, revuelta popular contra los tercios castellanos que tuvo sangrientos episodios en Santa Coloma de Farners, Riudarenes, Palafrugell y la ciudad de Girona.

Todavía en el siglo XVII, se produjo otro conflicto bélico contra Francia, la guerra de los Ocho Años (1689-97), que trajo a las tropas del mariscal Noailles hasta tomar la villa de Palamós.

El siglo XVIII empezó con la guerra de Sucesión, pero en seguida llegó un período de gran recuperación del campo catalán y de gran crecimiento del país, con el inicio de las manufacturas, en la zona principalmente del textil y el corcho. Buena parte de aquel empuje, sin embargo, quedó frenada con un nuevo período bélico contra Francia, con la guerra del Rosellón (1793-95) y la guerra de la Independencia (1808-14), en las que todo el territorio de la Costa Brava fue escenario de batallas y asedios: Girona, Hostalric, Figueres...

A pesar de las guerras carlinas, el siglo XIX llegó acompañado de crecimiento económico y demográfico, gracias a la industrialización textil (Girona, Salt Banyoles) y del corcho (Empordà), así como a las mejoras agrícolas, de la pesca y el comercio. En este contexto nació el proletariado, junto con los movimientos obrero y asociativo. Pero la crisis llegó en dos etapas: primero para el campo del Alt Empordà con la plaga de la filoxera, y unas décadas más tarde para todos con la Guerra Civil española (1936-39), que trastocó la situación e inició un oscuro período de cuarenta años de recorte de las libertades.

Nuevamente, la expansión industrial resurge en Girona y Banyoles, paralelamente al boom turísticoque viven las poblaciones costeras, a partir de la década de 1960. Todo ello provoca un aumento de la población en las localidades más grandes y en las del litoral, despoblándose casi definitivamente las zonas más inaccesibles del interior y las montañas.

Qué ver

Los vestigios históricos más antiguos se encuentran en el poblado ibérico de Ullastret, perfectamente excavado, restaurado y expuesto, así como en el yacimiento arqueológico de Empúries, uno de los más relevantes de la península Ibérica en relación con la colonización griega y romana.

El legado monumental del románico tiene su mejor exponente en el conjunto arquitectónico del monasterio benedictino de Sant Pere de Rodes, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Otras obras románicas son la colegiata de Santa Maria de Vilabertran o el monasterio de Sant Quirze de Colera.

La huella medieval también está muy presente en el barrio antiguo de Girona, con una de las juderías mejor conservadas del país, y en la catedral de Santa Maria. También en poblaciones tan bien preservadas como Pals o Peratallada o en el núcleo antiguo amurallado de Tossa de Mar.

Qué hacer

El carácter de las playas, muy a menudo formadas por tranquilas calas de arena gruesa y aguas calmadas, atrae a los visitantes a las costas de las comarcas del Alt y el Baix Empordà y de la Selva. El perfil agreste de las rocas y acantilados que las rodean y los pinares que prácticamente llegan hasta el mar dotan a la Costa Brava de una personalidad única. Entre los principales centros turísticos cabe citar las localidades de Roses, L'Escala, L'Estartit, Blanes, Lloret de Mar, Platja d'Aro, Sant Feliu de Guíxols o Palamós, además de las poblaciones marineras de Cadaqués, El Port de la Selva o Palafrugell.

La calidad de las arenas y las aguas es reconocida por las numerosas banderas azules del litoral gerundense. El respeto medioambiental se pone de manifiesto también con la obtención de la validación EMAS por parte de varias playas de las localidades de Roses y de Calonge. Asimismo, las playas de Lloret de Mar y de Fenals han merecido el Certificado Q de calidad turística.

La Costa Brava dispone de diecisiete puertos deportivos y dos estaciones náuticas, la de L'Estartit y las Illes Medes y la de la bahía de Palamós y Sant Antoni de Calonge.

El entorno natural es uno de los mayores atractivos de esta zona. El Parc Natural del Cap de Creus ofrece la visión de la cordillera pirenaica sumergiéndose en el mar Mediterráneo. Presenta un litoral escarpado con más de 300 especies de peces, y prados y bosques en el interior en los que se pueden observar aves migratorias. El segundo parque natural de la demarcación, el Parc Natural dels Aiguamolls de l'Empordà, es un espacio húmedo de prácticamente 5.000 hectáreas entre los ríos Muga y Fluvià, con gran biodiversidad de flora y especies de aves.

Otras áreas de valor natural son las Illes Medes (escenario privilegiado para la práctica del submarinismo), los lagos de Banyoles y Sils o los macizos de Cadiretes (Tossa de Mar), Montgrí (Torroella de Montgrí) y Les Gavarres (La Bisbal d'Empordà).

La flora se convierte en un espectáculo por sí misma en los jardines botánicos de Marimurtra y Pinya de Rosa, en Blanes, y de Cap Roig y Santa Clotilde, en Calella de Palafrugell y Lloret de Mar, respectivamente.

También la cultura posee un papel destacado en la Costa Brava. Concretamente, L'Empordà es internacionalmente conocido por ser la tierra de nacimiento de Salvador Dalí. El Triangle Dalinià está formado por el museo y las casas en las que transcurrió la vida del artista surrealista: Figueres, sede del Teatre-Museu Dalí, uno de los museos más visitados de Catalunya y donde se conserva buena parte de su obra; el castillo de Púbol, y la casa de Portlligat, en Cadaqués.

Otros puntos clave culturales de la Costa Brava son los festivales de música de Torroella de Montgrí y Peralada, que reúnen año tras año a una notable selección de creadores e intérpretes de todos los registros.

Alrededores

Pirineus, Catalunya Central, Costa de Barcelona – Maresme.
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